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Estamos en Moscú. Sobre el canal Vodootvotny, en el puente Tretyakovsk, el amor flota por todas partes. El primer árbol de este tipo apareció en 2007. Una estructura de metal con ramas y tronco que sirve para que los enamorados cuelguen de ahí candados que representen su amor eterno. Desde lo alto del puente, la llave se arroja al canal.
¿De dónde sacaron la inspiración? De la novela Tres metros bajo el cielo, de Federico Moccia, que fue un boom mundial que arrancó con unos libros autoeditados en 1992 y terminó como tanque editorial. Allí los enamorados ponen candados con su nombre en un puente y esto tuvo su réplica en todo el mundo.
Pero acá son árboles, porque el gobierno ideó esa manera que alivia a los puentes de tener el peso de tantos cerrojos del amor. En Italia se han desprendido luminarias de tanta carga.
Son unos siete árboles. Hasta aquí vienen los matrimonios para reforzar su compromiso. Y los turistas, claro, que se toman fotos encantados por el color, el paisaje y tanto cariño dando vueltas.