En esta zona de Catamarca coronada por el volcán Galán, conocido como «el coloso de la puna», hay secretos de los comienzos de la vida. Para quien no es científico todos los nombres pueden sonar extraños pero, en resumen y a grandes rasgos, en esta región que brilla entre otras cosas con la laguna Diamante, se han encontrado microorganismos en las rocas que hablan de los comienzos de la vida en la tierra. Los guías turísticos, conocedores de esta inmensidad, de sus secretos, de sus rincones, son los que muchas veces han guiado a los científicos hasta lugares remotos en donde pueden hacer sus investigaciones. Para los que saben, cada piedra, cada grano de arena es un universo a explorar y así es como cada vez con más frecuencia llegan a esta parte hombres y mujeres apasionados por nuestros secretos como seres vivos. Para el resto, algo queda de todos modos vibrando en el paisaje: el volcán de la boca enorme, con su cráter de 42 kilómetros de diámetro, dirige el tono con el que se contemplan los alrededores.
La laguna Diamante, de aguas hipermansas, protegidas de los vientos por esas paredes antiguas, es un hogar para las aves de la zona: flamencos rosados, por ejemplo, que le aportan su pincelada al entorno. Todo junto es un combo irresistible para los aventureros.
Lo que ves en esta foto de ahí arriba son vicuñas. Los carteles te van a advertir: “Especie protegida. Prohibido cazar”. Están en peligro de extinción y estas alturas son su refugio natural. Es habitual verlas deambular.
Para hacer estos circuitos es recomendable ir a Antofagasta de la Sierra, desde donde se llega de manera fácil y rápida. Hay unos 80 kilómetros de distancia en el medio. Allí hay alojamientos y servicios de guías.
¿Cuánto tiempo se necesita cómo mínimo para recorrer esta parte de Catamarca? Para adaptarse al clima y a los 3600 msnm, y para poder recorrer sin perder el disfrute en el camino, aconsejan cinco días como mínimo.
