Se trata de una joya de la arquitectura porteña de siglo XX de la Belle Époque. Estuvo cerrada durante unos años recientes, pero luego de una puesta en valor de su bronce, madera, estuco, dorado a la hoja y vitrales.
Su dueño original fue un inmigrante italiano, Manuel Rosendo Fernández, y cuenta la historia que acá funcionó la primera fábrica de helados de la Ciudad.
Se puede visitar de 7 a 24 hs. Está en la calle Suipacha 384.
Ahora, si te gustan los adornos navideños, podés visitarla con su decoración especial:
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