
Desde la mítica laguna Brava, en La Rioja, hasta la laguna El Ojo, en el Delta, nuestra geografía está llena de lugares desconcertantes. ¿Recorremos tres de ellos?
Las lagunas, aquí y en tantos lagos, han alimentado mitos y leyendas. Y no, no hablamos de Nessie (el dinosaurio que supuestamente aún vive en las profundidades del Loch Ness, en Escocia) sino de locaciones mucho más cercanas. Y que, por lo demás, no siempre están asociadas a animales mitológicos sino más bien a paisajes sorprendentes. En el primer caso, el de la Laguna Brava, en La Rioja, convengamos que la experiencia no es apta para corazones flojos: hay mucho por recorrer, el entorno es hostil, la zona está casi deshabitada y al recorrer estos parajes se tiene la sensación de que el mundo se ha quedado vacío. Pero la belleza de los colores en las montañas y la fauna del lugar bien valen semejante esfuerzo. ¿Vamos?
Laguna Brava, el mito a los 4.000 metros
Montañas y valles, paisajes que evocan el origen del mundo –de hecho, muchas de sus rocas datan efectivamente del Triásico- , arenales, lugares que son pura aridez y, cada tanto, el oasis de una laguna reviviendo todo alrededor. La Rioja es todo eso y mucho más: es un pasaje al asombro, con zonas intensamente verdes como la Cuesta de Miranda y sitios todos desolación como Talampaya y sus murallones de rocas rojizas. En ese contexto y cerca de la localidad de Villa Union se encuentra la Reserva Provincial Laguna Brava. Está en el límite con Chile, en el punto más occidental de la provincia de La Rioja, y recorrer la ruta 76 que lleva hasta ella no es otra cosa que un paseo por los colores increíbles de las sierras: morado, negro, gris, blanco… La riqueza mineral de la zona salta a la vista y se expresa en ese arcoíris de tonos bajados a la tierra. Ojo que hasta la Laguna hay que llegar con guía porque perderse en estos parajes no es broma. Se va primero hasta Villa Unión, de allí a la reserva y finalmente se accede a la laguna, poblada de flamencos rosados y adonde van a calmar su sed las vicuñas y otros animales de esta zona. Aquí, un video de ese recorrido ¡y en moto!
https://www.youtube.com/watch?v=doWRGhC0wgk
El Ojo que camina
Redonda, perfecta, como trazada con un compás. De aguas limpias y claras, pero al mismo tiempo llamativamente frías. Y eso por no mencionar nada de su fondo- del fondo de la laguna- que a diferencia de todo lo que la rodea no es pantanoso sino sólido. ¿De qué hablamos? De una laguna que no puede más de extraña. Por su forma, por sus características y por la leyenda que la acompaña. Se llama El Ojo, está ubicada en el Delta de Buenos Aires y se hizo famosa en 2016, cuando la imagen de Google Earth la mostró en todo su esplendor. Como dijimos al principio: redonda, perfecta, como trazada con un compás. La misteriosa “isla” (en un rato te explicamos por qué las comillas) fue detectada al más puro estilo de las líneas de Nazca: cuando un dispositivo –un satélite, en este caso- sobrevoló la zona y reflejó ese detalle tan llamativo. Quien dio la voz de alarma fue el director de cine Sergio Neuspiller, quien se encontraba filmando y recorriendo la zona, y recogiendo testimonios de los lugareños sobre elfenómeno ovni. Para los escépticos no hay ningún misterio y tampoco, de hecho, ninguna isla. Se trata de un clásico “embalsado” –es decir, un montón de camalotes que flotan a la deriva- y su forma circular tampoco tiene nada de asombroso. Para los amantes de lo asombroso y, sobre todo, para los ufólogos, esa extraña isla circular y móvil sigue siendo una prueba de vaya a saber una qué clase de civilización de otra galaxia.
https://www.youtube.com/watch?v=8NVK4gKul4E
Brealito, la laguna con “monstruo” incorporado
No, el Nahuelito no; el Brealito. Pero que el nombre suene parecido no es casual, porque sobre la leyenda aquella del dinosaurio que habría sobrevivido aguas al fondo del Nahuel Huapi paraece haberse tejido esta otra creencia que sitúa a la retro-bestia en las profundidades de la laguna homónima, en la provincia de Salta. A 20 km de la ruta 40 y casi a 160 km de la capital provincial, esta laguna –de color increíblemente verde- siempre despertó la intriga de los locales porque según decían los relatos “no tenía fondo” y era en realidad un ojo de mar que comunicaba con el Pacífico. Esta leyenda fue desmentida hace cuatro años, cuando un grupo de buzos tácticos verificó que el lecho existe y que pasa de los 25 a los 41 metros, pero siempre está ahí. Aun así, el aire del lugar sin dudas es misterioso: Brealito está rodeada por montañas y la vegetación del lugar sin dudas tiene un “aire Jurásico”. Tal vez eso haya sido en gran medida lo que inspiró los relatos que refieren la presencia de un ¿animal? a mitad de camino entre un pez y un reptil que viviría en sus profundidades. Habrá que darse una vuelta por allí para salir de dudas pero, ¿quién se anima?
¿Sabías que…
Aun en una laguna tan conocida y visitada como la de San Vicente, al sur de Buenos Aires, los misterios abundan? En este caso, se habla de un sapo gigantesco que algunos vecinos juran haber visto. ¿Será?