
El recorrido es así: en los tiempos fríos del invierno, el destino son las tierras bajas, del centro neuquino. Entre noviembre y diciembre, cuando el verano asoma y los días se vuelven más plácidos, el camino es hacia la montaña, donde buscan la vegetación más tierna para alimentar a los animales. Ahora, estamos en el portal de los días de bajas temperaturas y todo es un vaivén hermoso, mágico, que pese a varios embates, persiste en el tiempo ¿De qué hablamos? De la trashumancia. Son familias enteras que en el norte de Neuquén van de un lado a otro llevando a cada paso tradiciones, rituales, trabajo, historia. Este tipo de pastoreo es una práctica que se guía por los ciclos del clima para llevar de un lado a otro a su ganado, en especial, ovejas y cabras que son guiadas por los llamados «crianceros».
Hoy te traemos estas postales que por estos días en Neuquén se ven a diario:

