Es para aventureros, para amantes de la historia, para fanáticos de la naturaleza y de las travesías. Tierra con un cruce variado de historias: desde las de los pueblos originarios, como los yamana o los haush, hasta leyendas de naufragios de expedicionarios y combates. Del encuentro entre europeos y nativos hay rastros de victorias y derrotas, también, de resistencias. Visitar Ushuaia es, en parte, encontrarse con todo ese pasado. Hay museos como el Yamana que dan cuenta de ello.
Y el paisaje siempre es impactante ¿Cómo no serlo si es el mismísimo Fin del mundo, el confín del planeta? Ese es ya un motivo para conocerla. Entre las montañas, el canal de Beagle, que une el Atlántico con el Pacífico, y los bosques, sentarse a admirar el paisaje de la capital de Tierra del Fuego es una propuesta en sí misma. A eso se le suma la imagen de los cruceros, que aparecen en las costas y blancos e imponentes se vuelven también un atractivo visual. El puerto de Ushuaia es el que recibe más cruceros del país. Aquí llegan extranjeros para hacer turismo aventura, para conocer el fin del mundo, para ver esa puerta a la Antártida.
Para quienes gustan de museos, hay varias opciones: Yámana-aborígenes fueguinos, del Fin del Mundo y el Museo Marítimo y Presidio de Ushuaia (aquí estuvo, por ejemplo, el Petiso Orejudo) y el Acatushun de aves y mamíferos marinos australes.
Pero el paseo infaltable es al Parque Nacional Tierra del Fuego, con sus bosques únicos, muy cercanos a la costa (se entra a él por la Bahía Lapataia, a 12 km de la ciudad).
Buceo en las aguas australes que permiten ver centollas, cangrejos, estrellas de mar y algas, tomando como punto de partida la Bahía de Ensenada, a la que se ingresa por el Parque Nacional Tierra del Fuego. Los más avanzados pueden contratar guías para buceo nocturno por el canal de Beagle.
El glaciar Martial, a pocos kilómetros de la ciudad, es ideal para hacer trekking en verano. Está a 1050 metros sobre el nivel y se llega en aerosilla. Es imperdible también el paseo por el canal de Beagle, en un viaje que dura unas cuatro horas, e incluye paso por el faro Les Eclaireurs y un recorrido por la isla Bridges.
Alejándonos apenas un poco, a 85 km de Ushuaia, está la famosa colonia de pingüinos de Magallanes en la Isla Martillo, a la que se puede llegar desde el muelle de la Estancia Harberton, una joya histórica de la zona. Los pingüinos llegan en septiembre y se quedan hasta abril, así que quienes vayan en verano tendrán una vista privilegiada.
¿Qué se puede comer? Obligado: centolla. Tampoco pueden perderse el cordero fueguino.