¿Qué es un “carlitos” en Rosario? ¿Y un “liso”? ¿Qué son los “rosquetes” de los que todos hablan en Santiago? En nuestro país, tomar la ruta y visitar las provincias es mucho más que alejarse de nuestro lugar conocido: es, además, sumergirse en un mundo de voces para el que te conviene estar preparado. ¿Cómo? Con este Pequeño Diccionario del Viajero Informado.
Hay quienes creen, muy cándidamente, que en Argentina se habla del mismo modo a lo largo de los kilómetros que van desde Jujuy hasta Tierra del Fuego. Pero, y por suerte, eso que Borges llamó “el idioma de los argentinos” es en realidad un caleidoscopio de tonadas, pronunciaciones, giros lingüísticos y sobre todo palabras que tornan la cosa mucho más compleja e interesante. Hagan si no la prueba: vayan un día a un bar de la hermosa costanera rosarina y lean los carteles que promocionan la oferta gastronómica. Los porteños, al menos, estaremos perdidos ante un vocablo tan poco específico como “Carlitos” o su variante barrial: “Carlito”, aspirando la s final. Y ni qué decir de esa otra cumbre de la intriga que se anuncia con grandes letras de tiza blanca: “Liso con maníes”. ¿Y eso? Enterate acá.
Bolanchao: Como la mayoría de las palabras cuyo sentido se pierde al salir de una determinada región o lugar, “bolanchao” se refiere a una comida. Más concretamente, a un postre simple, delicioso y dulzón que se disfruta sobre todo en el norte de nuestro país. Allí, las frutas del mistol son molidas a golpes de palo en el mortero y después amasadas en forma de bolita (de allí su nombre). Así que ya sabés: la próxima vez que ande por el norte y de postre te sirvan una especie de albóndiga de sabor delicioso, poné cara de conocedor y decí en voz alta la palabra “bolanchao de mistol” o “bolanchao” a secas.
Carlitos: Célebre creación rosarina (no santafesina: rosarina), el Carlitos no tiene equivalente exacto en ningún otro sitio que no sea su lugar de origen. ¿De qué se trata? De un sándwich de miga de jamón y queso (hasta ahí, nada de original) al que alguien le agregó kétchup, lo tostó y pasó a la historia como el anónimo creador de esta delicia, hoy tan popular en Rosario que a la tostadora se la conoce como “carlitera”. ¿Por qué el nombre? ¿Quién fue el que decidió bautizar así al tostado más rosarino del mundo? Las versiones son muchas y su grado de verosimilitud, francamente disímil. Van desde algo tan posible como un mozo llamado Carlos que habría dado su propio nombre a la creación hasta una versión tan dudosa como un supuesto homenaje al más célebre cantante de tangos: Carlos Gardel. Lo único real en todo esto es que hoy el Carlitos es pasión en la ciudad a orillas del Paraná y que nadie que planee visitar Rosario puede volverse a su casa sin haberlo probado.
Chanfaina: Es, nuevamente, un plato regional. Originaria de España, se prepara con verduras y con cordero. Aquí en Argentina se degusta sobre todo en San Luis y se ofrece como plato típico en Merlo y en localidades cercanas. Consiste en una suerte de cocido de carne (sobre todo vísceras) y especias. Es delicioso y muy aconsejable para enfrentar uno de esos inviernos bajo cero en las sierras. Se acompaña con vino tinto. ¿Su origen? Cuenta la leyenda que allá en España y hace centurias, cuando el señor mandaba matar a un cordero pedía para él las partes más apetitosas del animal, dejando los sobrantes para sus sirvientes. Con esos restos, claro, se hacía la chanfaina.
Changuito: En Santiago, Tucumán y gran parte del norte argentino se llamá así a los niños pequeños. Las niñas son, en cambio, las guaguas. A no confundirse.
Cuzco: No, no hablamos aquí de la ciudad incaica sino de una palabra que vas a escuchar hasta cansarte en sitios como La Rioja o Catamarca, y en todas sus variantes: cuzco, cuzquito y demás. ¿Qué significa? Perro. ¿Viste qué fácil?
Liso: ¡Todos de pie! Porque el “liso” santafesino es tan pero tan importante en su provincia –netamente cervecera- que ha sido incluso declarado “patrimonio cultural de la provincia”. ¿De qué se trata? Para decirlo muy rápidamente, de cerveza tirada, súper fría y servida en un vaso sin molduras (ergo, liso) del que la bebida toma precisamente su nombre. ¿Brindamos por él?
Masita: Quizá te haya pasado: te juntás a estudiar con compañeros de las provincias, alguno de ellos promete llevar “masitas” a la mateada y cuando llega, total decepción. ¿Por qué? Porque se apersonó a la reunión con un paquete de lo que los porteños llaman “galletitas” (no importa si dulces o saladas) y sin nada que se parezca a las “masas” que supo prometer. ¿Nos engañó? ¿Cuestión de presupuesto? No, para nada. Pero sí un claro ejemplo de lo que decíamos al principio: en cada rincón de nuestro país las mismas cosas pueden llamarse de modo muy diferente. Así, en la provincia de Santa Fe o en Bolivar, provincia de Buenos Aires (como en tantos sitios más) la “masita” es eso que en la capital del país se conoce como galletita, se vende en kioscos y viene en paquetes cerrados. Para los porteños, en cambio, las masitas son –justamente- esos bocados dulces hechos en base a frutas, dulces, cremas y una masa esponjosa. Más aún: en su variante más escueta pasan a denominarse “masitas secas”…¡Pero jamás “galletitas”!
Priteao: Una auténtica “joyita” cordobesa es esta palabra que muchos pronuncian terminada en “u” (Priteau) y que no es otra cosa que una bebida típica de la provincia mediterránea. Su ecuación es 70 y 30: 30 de alguna bebida alcohólica (los favoritos son el fernet o el vino tinto barato) y el 70% restante de la bebida gaseosa con gusto a cítrico conocida como “Pritty” y que en Buenos Aires ya no se ve hace rato. ¿El resultado? Un trago vivaracho y super popular, más cordobés que el cura Brochero.
Rosquetes: Una delicia dulce que se puede degustar especialmente en Santiago del Estero y en Tucumán. Se trata de una masa hecha en base a huevo, grasa y harina, a la que se le da forma de aro. En Santiago se cuece al sol pero también en otros lugares se los fríe u hornea y luego se los baña en merengue. ¡Que venga ese rosquete!
¿Sabías que…
El célebre “Carlito” rosarino es tan pero tan famoso que hasta tiene su propia semana de homenaje? Se lo festeja en distintos locales de la avenida Pellegrini, en Rosario, a fines de noviembre e inicios de diciembre. ¡No te lo vayas a perder!