
Rafael Spregelburd es dramaturgo, director y actor. El abanico que abre desde esos trabajos es casi inabarcable. Ha escrito, dirigido y actuado en la monumental obra La Terquedad en El Cervantes. Ha trabajado en decenas de películas. Una de ellas es La Flor, de Mariano Llinás,que da que hablar por estos días por su calidad y porque dura ¡catorce horas! También actúa en Perdida, la película que protagoniza Luciana Lopilato. Y en teatro lo ves actualmente en Cuando Llueve, los martes a las 21 en el Centro Cultural 25 de Mayo. Además, escribe una columna en el diario Perfil .
Hoy, en Descubrir Turismo, Spregelburd nos cuenta de sus viajes, de esa vez que conoció Formosa de la mano de Zama, de aquella vez que un avión en el que viajaba se prendió fuego y de ese objeto que siempre lleva en su valija.
¿Qué preferís? ¿Playa o montaña?
Playa.
¿Qué viaje por Argentina recordás más y por qué?
Probablemente uno de los viajes más extraordinarios haya sido el que me llevó a Formosa por la filmación de «Zama». La película era de época, así que hubo que buscar locaciones muy abiertas en las que no se vieran postes de luz ni ningún otro síntoma de civilización moderna. Ese mayo, en Formosa llovió sin parar. Las locaciones tenían agua hasta la rodilla. Atravesar estos paisajes únicos vestidos del siglo XVIII fue un viaje no solo por tierra sino también por el tiempo. Filmamos con Qom, pilaguás y con los formoseños que nos enseñaron a manejar mulas, evitar la espina de palma y pronosticar el clima -totalmente dramático- para seguir adelante con el rodaje.

¿Qué fue lo peor que te pasó en un viaje?
Lo peor sin duda fue un avión que se prendió fuego cuando atravesaba el Triángulo de las Bermudas, yendo de New York a Santo Domingo. El fuego se inició en el aire acondicionado de un baño. Tuvimos que aterrizar en Florida, en un aeropuerto deportivo en Daytona Beach. Luego del susto, a los extranjeros no nos dejaron bajar del avión porque no teníamos visa y allí no había personal de migraciones. Tuvimos que esperar a que repararan el avión y nos sacaran de allí, siete horas después, en el mismo vuelo. No he vuelto a pisar los Estados Unidos.
¿Qué es lo que siempre llevas?
Mi espada chien. Una plegable que compré en Bruselas. Para entrenar.