Bajan las temperaturas pero no la diversión. En esta nota, cuatro opciones lindísimas y bajo techo. ¿Quién se prende?
Que la bufanda, que el gorro, que el saquito por si refresca. En invierno, sabrás, las mamás nos ponemos insoportables pero nenes y nenas no se quedan atrás. Por eso, y teniendo en cuenta que son estos días de paciencia escasa, acá te dejamos algunas ideas para que –antes, durante y después de las vacaciones de invierno– reine la paz. Andá tomando nota.
¡Dinosaurios a la vista!
El Museo de Ciencias Naturales de San Juan, dependiente de la Universidad Nacional de esa provincia, sin dudas es un “número puesto” si estas vacaciones de invierno te sorprenden en Cuyo. La razón: la colección no sólo cuenta con fósiles nunca antes vistos sino también con esculturas de los famosos “dinos” sino también con el esqueleto del SanJuansaurus, definido como “el dinosaurio más temido del Triásico en San Juan”. La entrada cuesta 90 pesos, los jubilados tienen descuento, menores de 3 años y personas con discapacidad entran gratis y el paseo se puede disfrutar de 9 a 19 horas en España 456. Hay también descuentos para grupos y visitas guiadas. ¡Tus niñes, encantades!
Para perderle el miedo a la oscuridad
El Teatro Ciego ofrece una experiencia totalmente diferente a todo lo que conociste hasta ahora. Primero, porque todo lo que sucede en él ocurre en la más absoluta oscuridad; segundo, porque al suprimir un sentido todos los otros (tacto, oído, oído) se potencian. Lo bueno es que el teatro ciego también tiene una alternativa para chicos y chicas a partir de los cuatro años. Eso sí: para que no se asusten y disfruten de la propuesta, la experiencia arranca con las luces prendidas y se las apaga al cabo de un rato, cuando ya todos y todas están comodxs y munidos de una “pulserita de poder”. La obra se llama “Mi amiga la oscuridad”, dura 50 minutos y –si bien la entrada es saladita: vale $ 600 en vacaciones de invierno- hay descuento para grupos. ¿Lo lindo? Les niñes salen encantados con eso de haber “vencido” a las tinieblas. No es poco. ¿Y dónde es todo esto? En el Teatro Ciego de Palermo, en Borges 1974. Acá va un adelanto de esta increíble “aventura a oscuras”. ¡Mirá (cuac!)
Un museo para jugar
Se llama Barrilete, se define como un “museo para niños”, queda en Córdoba (en Av. Recta Martinoli 7867, Arguello) y es una verdadera caja de sorpresas con opciones para nenes y nenas de todas las edades e intereses. En “El Barrilete”, como le dicen desde hace veinte años, hay rincones de juegos, talleres de pintura, de costura (se llama, cómo no, “A todo trapo” y busca recuperar prácticas perdidas como coser, cortar o pegar botones), de carpintería, de mandalas, muestras y- sobre todo- un espíritu curioso y juguetón sobrevolándolo todo.
Hay además desde burbujeros gigantes para hacer BURBUJAS ASI DE GRANDES hasta areneros, rompecabezas y también otras opciones más didácticas para aprender pero jugando. Por ejemplo, con la experiencia “Con los pelos de punta”, los chicos tocan una esfera que de inmediato “electriza” su cabellera. Y se mueren de risa, claro!
Otra cosa muy linda del Barrilete es su propuesta de Muestras. En esta sección homenajean (pero de un modo super copado, con instalaciones, espacios interactivos y mucho más) a diferentes representantes del arte y de la cultura. Por ejemplo, con Una muestra macanuda homenajearon al dibujante y humorista Liniers, para lo que ambientaron distintas áreas (un bar, un rincón, etc) con los personajes de ese creador. Y todo quedó divino, claro.
¿Vamos a mirar serpientes?
En quechua, a la víbora se le dice “machaqway” (castellanizado, “machagai”) y así es como se llama un espectacular serpentario ubicado sobre la Ruta 14, en la localidad de Villa Las Rosas, Córdoba. Además de una serpiente GIGANTE a la entrada (tranquilos todos, que es sólo decorativa) un paseo por este serpentario es un viaje alucinante para conocer cerca de veinte especies de serpientes de la zona central de nuestro país. Algunas son venenosas (como la yarará) pero la mayoría no hace nada y, de hecho, los humanos somos para ellas una amenaza mucho mayor de lo que lo son ellas para nosotros. Durante la visita no sólo vas a poder mirarlas bien de cerca (vidrio de por medio) sino también aprender a distinguir a las ponzoñosas de las que no lo son. ¿Por qué? Porque, por desconocimiento, a veces la gente termina matando a un animal que es el predador natural (o “control biológico”) de ratas y ratones que propagan enfermedades realmente peligrosas. ¿Horarios para ir? De lunes a viernes abre por las tardes y los fines de semana, todo el día. ¿Más data? Acá:
Facebook.com/SerpentarioMachaqway