Se acerca, ya falta poco para el…¡Verano! Pero, no todos tenemos las mismas coordenadas viajeras. Cada uno tiene sus gustos y disfruta a su manera la estación más esperada del año. Por eso, te traemos este ranking con cuatro lugares que escapan de la rutina «playa, mar, sol, arena».
4Acampando en Villa Traful – Neuquén
Bien al Sur de Neuquén, dentro del departamento Los Lagos, Villa Traful está en la mira de los viajeros aventureros. Este paraje es de aquellos que con tan sólo verlo, nos invita a relajarnos. Aquí se encuentra el Bosque Sumergido en el Lago Traful, en donde se practica buceo y también se puede recorrer en lancha. Entre medio de un sin fin de árboles y una vegetación frondosa (sin intervención humana) se encuentran los campings para pasar una noche en el bosque. Un opción ideal para viajar con los más chicos, disfrutar del aire libre y conectarse con la naturaleza.
3Cafayate: el lugar del buen beber – Salta
Este destino es perfecto para los amantes del vino. Expertos, aseguran, que aquí se halla la mejor cepa para hacer el torrontés. La mayoría de las bodegas producen lo que se denomina «vino de altura» a más de mil metros sobre el nivel del mar. Hay visitas guiadas a cada una de ellas, en las que se puede catar y degustar todo tipo de manjares gastronómicos, mientras disfrutamos de la vista a los viñedos que se pierden en los Valles Calchaquíes.
2El Pueblo de Nono – Córdoba
¿Pensaste que no iba a ver nada de playas? ¡Claro que no! Las playas de Nono en Córdoba son una joya para los viajeros. El pueblo se encuentra a 150km de la capital provincial y se ubica dentro del Valle de Traslasierra. Acá podés hacer de todo: disfrutar del sol a la vera de los ríos serranos (como ves en la foto), practicar Eco Kayak, visitar el Museo de Rocsen, disfrutar de la vista de las sierras o recorrer las calles pintorescas de Nono.
1Día de campo – Tierra del Fuego
En el Fin del Mundo el turismo rural es una actividad que crece año a año y que invita a los viajeros a descubrir las tradiciones del corazón fueguino. Las estancias abren sus puertas disfrutar de los paisajes, tomar fotos, caminar por los paisajes campestres y aprender sobre tareas rurales como la cría y esquila de ovejas. ¿Lo mejor? La comida casera y el té de las cinco de la tarde que preparan los lugareños.