Hoy vamos de paseo a un rincón santafesino con mucha historia y entorno natural: Melincué. Su imponente laguna está poblada de aves migratorias y flamencos. En sus alrededores se pueden hacer caminatas, jornadas de pesca, avistaje de aves y safaris fotográficos. Y sus aguas tienen propiedades terapeúticas que en un momento eran buscadísimas. Son 12 mil hectáreas en las que hay seis islas y un hotel en ruinas con pasado glorioso.
El lugar destaca además por su riqueza ornitológica. Cuenta con más de setenta especies identificadas y registradas. Entre todas ellas, el atractivo principal es el flamenco andino, una variedad considerada vulnerable que tiene en la laguna su espacio de residencia y nidificación.
Si buscás aire fresco y aguas que sanan, éste es tu destino.