Estos pueblos tienen unos guías muy especiales

Estos pueblos tienen unos guías muy especiales

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Ramón Biaus (Bs. As.) Foto: Responde.org

En varios pueblos del país son los mismos vecinos los que hospedan en sus casas, guían por el pueblo y muestran sus atractivos a los viajeros. ¿Vamos?

Convengamos que nunca es lo mismo un restaurant a cargo de empleados que otro atendido por sus propios dueños. Pues bien, con los lugares (y esto es sobre todo válido cuando se trata de pequeñas localidades) pasa lo mismo: nada mejor que las voces, las manos y las miradas de las personas que viven en ese sitio para contarnos de qué se trata, cuáles son sus encantos, qué es lo que más nos conviene hacer, ver y disfrutar allí.

San Francisco de Santa Fe Foto: Responde Facebook

La alegría que suele animarlos en estas “guiadas” a puro corazón y entusiasmo no es casual. Hace algunos años, cuando a raíz de las sucesivas crisis económicas cientos de pueblos de la Argentina comenzaron a vaciarse de jóvenes y llenarse de olvido, el cierre definitivo de muchas líneas de tren terminó condenando a esas localidades a algo muy parecido a un cierre definitivo.

Sin embargo, bajo el impulso de una geógrafa, Marcela Benítez, conmovida por lo que estaba pasando y con el impulso de miles de vecinos que se negaron a la resignación nació en 2000 una ong de nombre prometedor: RESPONDE. Esto es, Recuperación Social de Poblados que Desaparecen. Y si uno lee su frase de presentación (“un futuro posible en los pequeños pueblos”) lo entiende todo. De lo que se trata es  de aunar ideas, energía y voluntades para-entre todos- torcer el destino del pueblo.

Ampimpa Foto: Responde Facebook

En algunos casos la propuesta de la comunidad consistió en armar paseos por el lugar, poner lindo al pueblo, capacitar a los pobladores y recibir a los visitantes tan pero tan bien como para darles ganas de volver y de recomendar a otros la visita. En algunos otros sitios, los vecinos se encargaron de recopilar las historias típicas del lugar (anécdotas de los fundadores, curiosidades de la fauna o la flora, historias de fantasmas locales, si las había) y tampoco faltaron las localidades que plantearan al visitante casi una suerte de “spa gauchesco”. Esto es: una localidad adonde ir a descansar, a dormir, a comer unos ricos asados, tomar mate, mirar el cielo y no mucho más. Con eso, alcanzaba y de sobra.

Irazusta, una pequeña localidad de Entre Ríos, Andalhuala en Catamarca o Chilibroste, en Córdoba, son algunas de las localidades en las que la asociación civil colaboró con los vecinos para pensar en nuevas alternativas. ¿La idea? Que irse del pueblo dejara de ser la única opción. Especialmente porque en nuestro país (según los datos del censo más reciente) los poblados rurales son casi 2.000 y de ellos casi la mitad tienen menos de 2.000. De hecho, desde que la asociación inició sus actividades han desaparecido ya 90 pueblos, con todo lo que eso implica.

Aicuña, La Rioja. Foto: Responde Facebook

Disfrutar comidas típicas, comprar artesanía local (desde ponchos hasta mates, adornos o dulces), recorrer los alrededores del pueblo y charlar con los vecinos son algunas de las actividades propuestas para un viaje de este tipo, especialmente interesante para quienes estén interesados en conocer la historia y la cultura de estos lugares.

¿Algunos ejemplos de esta “nueva vida” en los pueblos, reconvertidos hacia el turismo? En San Carlos Sud, una localidad de Santa Fe, los vecinos organizaron un pequeño circuito turístico. Con el apoyo de la ong y una empresa de tarjetas de crédito, realizaron la puesta en valor y reapertura al público del restaurant del Hotel Suizo. Crearon además –en ese mismo hotel- un museo que guardara la memoria del lugar.

 

El Tropezón, Mendoza Foto: Responde Facebook

Aicuña esta algo más al norte. Bastante más al norte, en realidad. Emplazado sobre la ruta provincial N 19, en el departamento de Felipe Varela, en La Rioja, es un pueblito de con más de cuatro siglos de antigüedad y enclavado entre los cordones serranos de Aicuña y Talampaya que –según se miren-  viran del rojizo al verde, y de nuevo al rojo, todo contra un cielo que no puede más de celeste. Atrás, hacia el fondo, se recorta el mítico cerro de Famatina. Los colores increíbles del paisaje son resultado de la riqueza mineral de la zona.

Y eso no por no hablar de las otras riquezas. De los quesos, de las nueces, de las delicias de pan que salen de cada uno de los hornos de barros que hay en cada una de las casas en donde viven hoy no más de doscientos vecinos. Hay también una iglesia hermosa y una virgen todavía más linda: nuestra señora del Rosario, una escultura que data de 1795 y que sale de paseo, en procesión, cuando vienen al pueblo peregrinos de todas las sierras.

Castilla, provincia de Buenos Aires Foto: Responde Facebook

Vienen además, junto con los devotos, vírgenes de otros pueblos, como la virgen de Andacollo. El festejo se extiende por más de una semana y, como cada cosa que sucede en estos pueblos resucitados por la magia del turismo y de los viajeros, es real. Profundamente real. La clase de cosas que no puede ofrecer ninguna agencia turística porque a ella sólo se accede así: con ganas de conocer, escuchar y aprender de la mano de los mejores guías: los vecinos. Así que si te quedaste con ganas de más, entrá a www.responde.org.ar o bien al Facebook de Responde (https://www.facebook.com/asociacion.responde/) y elegí cuál será tu próximo destino.

 

¿Sabías que…

La fundadora de esta ong fue galardonada con el premio Schwab a “la emprendedora social más creativa de la Argentina”? Los pueblitos, agradecidos.

 

 

 

 

 

 

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