De generación en generación, los sabores jujeños se mantienen vigentes al igual que las técnicas culinarias. No hay conservantes, ni aditivos, ni enlatados. Todo es natural y – como dicen por allá- los sabores van de la «tierra al plato».
Cada región de la Provincia, gracias a su clima, ofrece productos únicos. La gastronomía por todo eso tiene una identidad propia. En la Puna, por ejemplo, se recomienda probar la calapurca, las cazuelas y embutidos. También, infaltable, la papa andina, que además de tener un sabor increíble, se cultiva a partir de métodos ancestrales sin pesticidas.
En la zona de las Yungas, la variedad de fruta tropical es asombrosa: ananá, maracuyá, plátano, acerola y pitaya. Otros platos que vas a encontrarte aquí son las humitas, tamales, arroz con leche y mazamorra.
Cerca a los diques, por los Valles, vas a deleitarte con los souflés de pejerrey, la trucha y los buñuelos con miel de caña de la zona. Ah! Y el quesillo con cayote, claro, un imperdible. Por último, nos queda la Quebrada de Humahuaca. Acá hay variedad de papas, maíces de todos los colores (negro, rosa, amarillo), locro, empanadas e infinidad de cazuelas. De postre, te recomendamos el anchi de pelón y para beber un buen api de maíz.