La Play en vacaciones: ¿sí o no?

La Play en vacaciones: ¿sí o no?

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Hoy que las consolas son parte de la vida de millones de niñes y adultxs, ¿tiene sentido dejarlas cuando nos vamos de vacaciones? La polémica está servida.

Hace algunos días el video de una chica reaccionando con su peor cara ante la noticia de que su novio había escondido la Play en el equipaje se hizo viral. Por lo que pudimos ver, estaba un tanto harta de la devoción de su amado por los videojuegos y la sola idea de haber llegado a su lugar de vacaciones con su “enemiga” en la valija la puso de pésimo humor. “La traje por su llueve, como hoy. ¿Te jode si juego?”, pregunta él mientras la cara de ella deja bien en claro que sí. Que le molesta, y mucho.

El video tuvo miles de reproducciones y casi cien mil Likes, pero el verdadero dato es otro: la cantidad de personas que se sintió identificada por la situación de irse de viaje “con la consola a cuestas”. Obvio: porque en un mundo que vive conectado y en el que las consolas de videojuegos en todos sus formatos ya son parte de nuestra cotidianidad, llevarlas a la playa tampoco resulta tan extraño. Que no hablemos demasiado seguido de lo mucho que nos molesta esa situación es otro tema.

Pero así estamos: enchufadísimos y jugando casi a tiempo completo, y ni hablar si en tu familia hay chicos.Tanto hijos como hermanitos y sobrinos se ponen francamente densos en los días sin playa –frío, lluvia, lo que fuere- y es en esos momentos cuando el Recurso Play vale su peso en oro. De hecho los más memoriosos (y mayores, vamos) recuerdan que hace un par de décadas, cuando las consolas no eran tan populares como ahora, varias localidades de la costa tenían locales dedicados no sólo al alquiler de juegos de mesa sino también de consolas, mandos y demás para apaciguar al niñerío cuando el clima empeoraba  y el mar ya no era opción. En resumen, el fenómeno claramente no es nuevo pero sí cada vez más popular.

Pero volvamos al nudo del asunto. Al debate original, por así decir: estando en pareja, ¿la Play se lleva o no de vacaciones? ¿No se suponía acaso que esos días iban a ser para salir, estar juntos y todo eso que definitivamente no se puede hacer durante el resto del año? Veamos. Según Beatriz Goldberg, psicoanalista, autora de Quiero estar bien en pareja y especialista en vínculos (www.beatrizgoldberg.com) “el tema central en este caso es discutir de antemano cuáles son las fantasías de cada uno con respecto a ese viaje, porque si una sueña con salir e ir a bailar y el otro sólo piensa en dormir y jugar videojuegos, esa diferencia de expectativas es un pasaje seguro a la frustración”, advierte.

Por eso, aconseja poner en claro desde el vamos a qué va cada uno a la playa y –para no llegar al extremo de “camuflar” la consola entre las zapatillas y las sábanas- hablar con la pareja sobre los propios deseos a la hora de tomarse unos días. “Porque las vacaciones pueden representar cosas muy distintas para cada uno y por eso es clave discutir sinceramente, antes de armar el viaje, para qué viaja cada quien. ¿Para descansar? ¿Para divertirse? ¿Para estar con amigos?¿Para salir en pareja?Para jugar en la consola todos los días, como se hace en casa?”

En el caso de una pareja joven, comenta la experta, la clave es una sola: negociar. Entonces, si hay uno que es tan gamer que ni siquiera imagina cómo será eso de viajar sin Play, “lo que se puede es acordar que, cuando el otro salga a hacer algo o duerma, el jugador pueda despuntar el vicio. De ese modo quedan todos conformes y no hay conflicto en vacaciones”.

Con los chicos y chicas, en cambio, las estrategias de negociación serán otras según la edad de los y las involucradxs. En el caso de los más chiquitos a veces llevar una consola sirve para los días sin playa o cuando cae la noche y los nenes quieren jugar a algún jueguito. A  veces para eso con el celular alcanza y de sobra. Además, y por otro lado, un paisaje nuevo, la playa y todo lo que haya en el lugar de destino suele llamarles bastante la atención y eso sólo basta para que se entretengan y disfruten lejos de las consolas”, detalla Goldberg.

En el caso de preadolescentes y adolescentes, “el  argumento central tiene que ser otro y es que para la familia fue un esfuerzo grande irse de vacaciones. Entonces, la idea de estar en la playa o en la montaña no puede ser encerrarse todo el día a jugar. Ahí afuera hay mil cosas para hacer y por eso también es central que los chicos y chicas más grandes sean tenidos en cuenta a la hora de planear el viaje. Si no pensamos y analizamos con ellos de antemano qué es lo que vamos a hacer una vez en destino, las chances de que se frustren son enormes”, explica la psicóloga.

Male tiene 23 años y un novio al que define como “ ultra gamer” con el que todos los años se va unos días al mar. Tal vez por eso ella no duda de que en casos como el suyo lo mejor es conversar y –dice-“dejar vivir”. ¿Cómo se traduce esto? “Simple: si quiere llevar la Play que la lleve, porque a mi también me gusta jugar al Dota, como a él. Pero en lo que sí nos pusimos de acuerdo es en los horarios, porque irme de vacaciones para estar todo el día con el mando en la mano, ni loca. Y nos funcionó”, celebra. Será que las consolas de vacaciones dan absolutamente para todo y depende exclusivamente de cada quien ver en ellas una aliada o una pesadilla. ¿Y vos? ¿De qué lado estás?

 

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