
Música, gastronomía, muestras artísticas, artesanías y hasta un baile en plena calle Florida. Postales de la sexta edición de la noche en la que las provincias –literalmente- “tiran la casa por la ventana”. Estuvimos ahí. Esta es la crónica.
Seis horas exactas para recorrer el país entero. ¿No será muy poco tiempo? Pues no. Sucede que el 30 de noviembre, de 16 a 22, todas las representaciones oficiales de las provincias abrieron sus puertas de par en par para mostrarle al público porteño el formidable potencial turístico, gastronómico y cultural argentino. Y fue una fiesta, claro.
Organizadas en tres recorridos diferentes para aprovechar al máximo la caminata según se estuviera en la zona centro, norte u oeste de la ciudad, las casas de provincia sacaron a relucir sus mejores tesoros. Y en algunos casos (como Corrientes, Santa Fe, Santa Cruz o Santiago del Estero, entre otras) literalmente se mudaron a la calle por un rato.
Veamos: en la Casa de Santa Fe, primera parada en el recorrido de Descubrir Turismo, se montó un escenario sobre la calle 25 de Mayo por donde desfilaron bandas de rock y de folklore. A pasitos de ahí, un clásico santafesino: la cerveza servida en vasos altos, helados y lisos, que le dan su nombre al célebre “liso santafesino”.
Adentro de la casa, la fiesta seguía con las clásicos alfajores, las colaciones y –el toque salado- salames, salamines y quesos que –felizmente- además se podían adquirir a muy buen precio.
A pocas cuadras de ahí, la Casa de Santa Cruz sacaba una enorme pantalla LED a la calle para mostrar allí la belleza de sus paisajes: hielos, glaciares, lagos, montañas. Pero una vez adentro de la casa, el Efecto Patagonia” era perfecto. Con especial énfasis en la riqueza paleontológica de la provincia (en infografías muy logradas se mostraba por qué Charles Darwin alguna vez se entusiasmó tanto con nuestro sur), sus culturas tradicionales, la belleza de sus ecosistemas y un apartado especial para rendir homenaje a los pioneros del sur helado, la casa se convirtió en una verdadera invitación para los que la recorrían.
Había una barra para degustar destilados, un desfile constante de camareras ofreciendo bocados y sándwiches de cordero y también otros pequeños stands en donde degustar los extraños y maravillosos dulces de la región: calafate, cereza, ruibarbo y frutos del lago. ¿La pena? Que por mucho que uno se entusiasmara con el producto y quisiera comprar un par de frascos, no había dulces a la venta.
En la Casa de Santiago del Estero, en plena calle Florida, la farra comenzó temprano y con una Marcha de Bombos estremecedora. Los bombos legüeros (que tan bien suenan y que tienen su propia fiesta provincial en octubre) pusieron a latir la calle. Por la noche, llegó la hora de la música en vivo en el escenario y del baile de chacarera en plena peatonal. Nadie quería irse a su casa con semejante alegría en el aire.
Claro que si de alegría y sonidos se trata la cosa, tal vez no muchas otras casas puedan empardar a la de Corrientes. Ahí, y desde temprano, acordeón, sapukay y chamamé fueron de rigor, y las parejas de bailarines no se quedaron quietos ni cuando la fiesta ya comenzaba a terminarse. ¿Lo bueno? Que en sólo once meses todo volverá a comenzar y La Noche de las Casas de Provincia será, una vez más, la mejor manera de recorrer el país sin moverse de Buenos Aires.