La Ciudad de Buenos Aires conserva varios pasajes con encanto. En pleno Once, a una cuadra de Plaza Miserere, a la altura de Rivadavia al 2600 está el Pasaje Sarmiento, el que ves en portada. Se observa desde la calle, pese a ser privado. Tiene aire andaluz y es uno de los escondidos del barrio porteño.
Los pasajes pueden ser tipo cul de sac (callejón sin salida), en forma de U o de L; peatonales, vehiculares; cubiertos o a cielo abierto. En la Ciudad se conservan varios. El pasaje Santa Rosa, por ejemplo. Ubicado en Palermo, cerca de Plaza Cortázar, tiene toda la onda, es prolijo y bien cuidado. Una mixtura entre lo clásico y lo moderno. Le encanta a los turistas.
Y si buscamos simetría, no tenemos que olvidarnos del Pasaje Rivarola.
Une las calles Juan Domingo Perón y Bartolomé Mitre y los edificios enfrentados a un lado y otro de la ascera son iguales, como en un juego de espejos. En él podés encontrar el reloj de la antigua “Casa Raab”, un lugar que era conocido como «el cementerio de los relojes» , donde se reparaban todos los que llegaban.
Hay muchos. Se podría armar un día de city tour sólo con estas calles breves, que nacieron como atajo cuando las clases altas necesitaban mudarse con urgencia a otras zonas de Buenos Aires en pleno brote de fiebre amarilla. El Pasaje La piedad, por ejemplo, es uno de los más antiguos y el único en forma de U de toda la ciudad.
Son más de cien en toda Buenos Aires ¿Cuál es tu favorito? Como verás, hay para elegir.