
Con la llegada del verano, cubren el suelo de una flor amarilla que vuelve todo ideal para fotografiar sin necesitar filtro de Instagram.Y en esos días de calor, este misterioso árbol hace otra cosa: llora. Quienes buscan refugio bajo su sombra lo habrán comprobado: un fino y persistente goteo se lanza de desde sus ramas. Las tipas son un clásico de la zona y la razón de su «llanto» se ha ganado líneas y líneas en los medio nacionales e internacionales.

A fines de octubre comienza todo. Justo cuando el calor empieza a apretar. Y además, es en primavera cuando pierde sus hojas y no en otoño, como suele pasar con la mayoría de los árboles.
Ok, pero ¿de qué se trata ese llanto que hasta tangos ha inspirado? La respuesta es todo lo contrario a cualquier explicación romántica. Según han informado en repetidas oportunidadades desde el Jardín Botánico Carlos Thays, esta es la causa: «El fenómeno se da por el ataque de un insecto que se llama chicharrita de la espuma (cephisus siccifoluis). Estos insectos son áfidos, pinchan la hoja y beben la savia. Y la savia que no absorben la excretan. Esa excreta va formando una espuma que cuando toma suficiente volumen cae, y lo que cae es lo que moja”. Nada poético, ¿no?
De todos modos, si no pensamos en eso, la sombra que nos regalan se agradece, al igual que esa alfombra dorada, esa otra lluvia, con la que engalanan la Ciudad de Buenos Aires año a año al dejar caer sus flores.

¿Sabías que…
en la capital hay más de 14.000 tipas? ¿Y quién las trajo a Buenos Aires? No podía ser otro: fue el paisajista Carlos Thays desde la zona de las yungas: Tucumán, Salta, Jujuy y el sur de Bolivia.