A 450km al oeste de la capital riojana se ubica la Resera Laguna Brava, un refugio natural de más de 5000 hectáreas, que lleva este nombre por contener la fuente de agua más extensa de toda la región.
En 1980 fue creada con un objetivo bien claro, preservar a las comunidades de vicuñas y guanacos, que se encontraban al borde de la extinción, por la desmesurada caza furtiva de estas especies. Misteriosa, pero seductora a la vez, la Laguna Brava se ubica a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar, al noroeste de la provincia, limitando con Chile y San Juan.
El viaje hacia la reserva inicia en el pueblo de Vinchina a más de 300km de la capital provinciana. A partir de allí, un camino de tierra asciende hacia la Quebrada de La Troya hasta Alto Jague, un maravilloso poblado que se atraviesa antes continuar hacia la Quebrada Santo Domingo. Suaves lomadas recubiertas por un suelo mineralizado que desprende colores azules, verdes, violetas y anaranjados, convierten a este viaje en un momento de tranquilidad y relax. Por las laderas desérticas, se pueden ver a los guanacos y vicuñas que corren entre las piedras aportándole mayor vida a un paisaje que cautiva a cualquiera que lo descubre. El recorrido continua, pasando por la Quebrada del Peñón que exhibe los refugios que albergaban a los arrieros que llevaban ganado a Chile en 1864. El camino de ascenso hacia la reserva, de más de 4.000 metros de altura, se empalma con una huella de ripio sobre las lomadas que desemboca en la Reserva Laguna Brava.
Aproximándose al centro del Valle, se puede visualizar a la hermosa Laguna Brava, protegida por la Cordillera de Los Andes que exhibe sus increíbles picos nevados fundidos entre las nubes. La serenidad y el silencio más puro del ambiente, se rompen con la danza exótica de un centenar de flamencos rosados que despliegan sus alas para emprender vuelo y recorrer toda la laguna.
La Reserva Laguna Brava es un espacio natural, prácticamente virgen, sin intervención del hombre, conservando la esencia más pura de toda la fauna y flora que la habita. Para descubrir este maravilloso lugar, se recomienda iniciar el recorrido en primavera o verano, ya que durante el invierno, la nieve imposibilita el paso fluido hacia este refugio natural.