
Lorena Maciel es periodista y conoce los medios como la palma de su mano. Es Conductora en TN y productora general de Será Justicia (@serajusticia). Ama el running y varios de sus viajes se impregnan de esa pasión por la actividad física.
En Twitter y en Instagram es @maclorena.
¿Playa o montaña?
¡Playa! No me resisto al mar y las caminatas en la playa. Cualquier playa me gusta. Descansas más ahí que en cualquier otro lado.
¿Qué viaje recordás más?
El viaje que más recuerdo es uno que hice a Jujuy. La Quebrada de Humahuaca es de una naturaleza única. El cerro de los Siete Colores y las Salinas son paisajes únicos. Me sentí una privilegiada las dos veces que estuve ahí.
¿Qué fue lo peor que te pasó en un viaje?
Lo peor que me pasó fue estar en cama la mayoría de los días y no poder disfrutar ni de mi familia, ni de los paisajes. Y no me pasó solo una vez sino varias. Suelo hacer frecuentes faringitis que me agarran si me relajo un poco, o sea, justo para las vacaciones. Pero recuerdo una vez que a mi marido y a mis hijos les agarró Salmonella en un hotel con pileta en Piriápolis y se infectó todo el hotel menos yo. Fue una experiencia horrible; mis hijos eran chiquitos, todos en cama volando de fiebre y sientiéndose muy mal. La única que no se contagió fui yo, por lo cual me la pase atendiendo a todo el mundo ¡Un desastre!
¿Con quién o quiénes te gusta viajar?
Me gusta viajar con mi hija Miranda porque somos muy distintas y siempre me sorprende. El año pasado cumplió 15 años y la abuela le regaló un viaje a Nueva York y a Boston. Yo quería ir de compras y Miranda había averiguado un montón de cosas y me llevaba a museos, a ver muestras que yo no sabía que existían, a algunos lugares en el Central Park que yo desconocía. Y también me adapté al gusto del adolescente. Te vas atreviendo a ver lugares que no verías si estuvieses sola, como por ejemplo boliches donde los mozos bailan. O también andás mucho en bicicleta por la ciudad y es otra manera de conocer. Con Miranda también estuve en Jujuy y conocimos las Salinas y a ella que era mucho más chiquita también le encantó. Somos diferentes pero a las dos nos gusta viajar y lo disfrutamos.

¿Hay algún lugar que hayas visto por una nota del noticiero y te haya generado las ganas de conocerlo?
Sí, hay uno. Recién tuve la posibilidad de ir este año un fin de semana: Puerto Madryn. No lo conocía y cada vez que lo veía en el noticiero me encantaba la playa , el avistaje de ballenas, la pingüinera, Punta Tombo. La audiencia nos mencionaba mucho estos lugares, la gente nos comentaba si era época de avistaje o no, si es época turística o no, por eso siempre tuve muchas ganas de conocerlo. Yo hacía el chiste de que al mediodía no llovía porque en general en Puerto Madryn hay buen clima o por lo menos al medidoia, que es el horario en el que lo mostramos, siempre hay sol. Así que pude ir este año y me encantó.
¿Cuál es tu gran anécdota de viaje?
Una muy buena para mí es haber corrido el raid de los Andes en Salta y Jujuy el año pasado, en mayo del 2016. Corrí 65 km en tres días. El primer tramo fue por el Tren de las Nubes, partiendo de Tumbaya en Salta. Fue una experiencia impresionante. Esa noche teníamos pagas las carpas porque había que acampar en Salta, pero la verdad es que terminamos pagando un hotel porque estábamos rotos! El primer día fueron 26 km, el segundo día, 24, y el último, en las Salinas, fue correr por las vías del Tren de las Nubes y mirar para abajo y ver el precipicio. Yo que me hice la canchera y fui corriendo como diciendo «yo no tengo vértigo» y en el momento que estaba ahí me agarró tal vértigo que me tuvieron que agarrar de las manos para tranquilizarme. Quedamos con ampollas en los pies pero todavía faltaba. El segundo tramo fue de Purmamarca a Tilcara, todo por el cerro de los Siete Colores a 2900 mts de altura. No tuve problemas de respiración pero hacía frío y había que ir con distintas pieles, como se dice entre los corredores, y con una mochila obligatoria y bastones para subir en la montaña. Y todo corriendo. Hubo que entrenar cuatro meses antes. Y después, las Salinas…Lloré mucho cuando corrí ahí y cuando llegué fue hermoso.
Me acuerdo de que cuando terminó todo había unos puestos como carpas, entonces yo entré a buscar mi medalla pero me había confundido de puesto: era el lugar en el que estaban todos los corredores que se habían apunado y estaban con tubo de oxígeno, asistidos por gente del Ejército y yo seguía desesperada buscando mi medalla hasta que entendí que esa no era la carpa.