
A distancia, en espacios abiertos o- si es bajo techo- manteniendo distancia social, sólo en pequeños grupos y con reserva previa. Después de la pandemia seguramente seguiremos viajando pero con cambios radicales. Estos son sólo algunos de ellos.
Olvidate de los salones atestados del Louvre, ésos en los que había que hacer cola para mirar por un segundo a la Mona Lisa hasta que un nuevo tumulto de gente viniera a ocupar tu lugar. Adiós también a los recitales y a los pogos, a los largos viajes el micro hasta el sur y a esos aviones que volvían atestados de La Habana y con tintineo de botellas de ron en cada movimiento brusco entre las nubes. Todo eso se acabó, y puede que para siempre.
La razón es obvia: la crisis desatada por el coronavirus y la certeza de que una nueva zoonosis ya está esperándonos en el futuro ha cambiado radicalmente no sólo nuestra manera de vivir sino también de viajar. Y la Organización Mundial del Turismo (OIT) ya ha dado la señal de alarma en marzo, cuando habló de una crisis mucho peor que la del 2008. Habló entonces de una caída del volumen de viajes internacionales cercana al 30% y de los ingresos, cercana a los 450.000 millones de dólares a nivel mundial. En lo que respecta a la pérdida de empleos, los cálculos más optimistas hablan de 60%, mientras que otros hablan de una caída que rondaría el 80 %, con una pérdida de empleos en el eslabón más frágil de la cadena: las mujeres jóvenes que cocinan, limpian, guían y asisten a los viajeros.
¿Y en Argentina? Malas noticias también. Según la Cámara Argentina de Turismo (CAT) la situación es crítica y si bien hoy se está tratando un proyecto de ley de apoyo al sector, los días siguen corriendo y la crisis ya se hace sentir con reservas canceladas, hoteles cerrados y destinos que se reconvierten para atender al turismo interno que por ahora es el único posible hasta nuevo aviso. Una buena noticia viene desde Misiones, que –según informa CAT- reabrió sus atractivos en formato “Nueva normalidad”. Esto es, con distancia social, uso obligatorio de tapabocas, 500 personas por día y-en el caso de los hoteles- con prohibición del desayuno buffet para evitar los aglomeramientos. Mirá: http://www.camaradeturismo.org.ar/section/noticias/confirmaron-la-prueba-piloto-para-el-turismo-interno-misionero
Pero ahora que ya sabemos todo lo que está sucediendo, también va siendo hora de enfocarnos en los que puede suceder. Y eso es que los prestadores turísticos nacionales imaginen nuevas maneras de hacer lo que ya venían haciendo y también otras opciones más originales, tal vez tomando algunas de estas ideas que hoy estamos viendo en el exterior. Veamos, por lo pronto, cómo se verá el turismo que se viene.
Viajar
Si bien hoy la circulación de colectivos de larga distancia está acotada por la cuarentena en principio hasta el 2 de agosto, las empresas de viajes de larga distancia presentaron a mediados de julio una propuesta para volver a viajar en la nueva normalidad. Algunas de las medidas a implementar son el ingreso a la plataforma sin acompañantes (accederían sólo quienes van a ocupar un asiento), con el pasaje digitalizado, manteniendo la distancia social y con barbijo obligatorio por lo que dure el trayecto. No habrá servicio de catering, no se distribuirán mantas ni almohadas como en el pasado y sólo se podrá estar de pie cuando se vaya al baño.
Hoteles en el cambio
Si la amabilidad y la cercanía fueron el sello distintivo de la hotelería por décadas, parte de eso se terminó para siempre porque hoy, cuanto más lejos y por menos tiempo, mejor. Hoy, ideas como dos metros de distancia indicados en los pisos, medidas extremas de higiene, restaurants rediseñados como delivery y un definitivo adiós al desayuno buffet son algunas de las señales del cambio. Además, se busca digitalizar tanto el check in como el check out, de modo tal de evitar el peligroso contacto entre pasajeros. Por ahora, piscinas, gimnasios y spas hoteleros también están en una encrucijada y planean trabajar con turnos para poder seguir funcionando.

Cine sobre el agua
Los cines son otros de los atractivos en pausa al paso del COVID 19. Pero si ya no será posible volver a “amucharse” a oscuras en un cine para centenares de personas, las alternativas no faltan y van desde el autocine (ya implementado en algunas zonas de nuestro país) hasta el cine sobre el agua (dígase “Cinema sur l´eau”) impulsado por las autoridades parisinas. En este caso, y con distanciamiento social, se asiste en barco a la proyección de pelis y hasta se puede disfrutar del espectáculo desde el muelle. Lo que fuere, para no estar encimados y lo mismo pasarla bien.
Museos organizados y digitalizados
Los museos de todo el mundo se apuraron no sólo a digitalizar sus colecciones sino a armar recorridos virtuales más atractivos (en algunos como la National Gallery de Estados Unidos se puede hacer una sesión de relax guiada mientras se mira un cuadro) y a, desde hace muy poco, también replantear las visitas “en vivo”. ¿La clave? Menos gente, reserva previa, guantes y barbijos para todo el mundo y consabido distanciamiento de dos metros entre los visitantes, además de una rutina de higiene extrema para reducir las chances de contagio.
El boom del aire libre
Parece- y es- lógico pensar que si el gran riesgo del COVID pasa por la cercanía, el aire libre y las actividades y lugares que no impliquen la gran concentración de gente llevan las de ganar. Y así es, ya que el turismo rural y todo lo que tenga que ver con paseos a campo abierto aparece como una opción ideal post cuarentena.
Bodegas reconvertidas
Las bodegas argentinas en cuarentena tuvieron al menos dos buenas noticias: la primera es un notable aumento de las ventas (más del 25% entre junio de 2019 y junio de 2020) y la segunda es la presentación de Bodegas de Argentina de un protocolo sanitario (http://www.bodegasdeargentina.org/ProtocoloEnoturismoCOVID/) que eventualmente les permitirá a las bodegas seguir recibiendo visitantes si exponer a los trabajadores ni a los viajeros. Estas medidas de cuidado van desde la reserva previa al pago digital para no tocar ni dinero ni tarjetas de crédito o débito, junto a la toma de temperatura y el lavado de manos previo al recorrido por el establecimiento. Además, y anticipándose a ese momento, varias bodegas (Chandon, Norton y varias más) están realizando hoy las denominadas “catas virtuales” en las que se recurre a una plataforma como Zoom para conversar sobre vino previamente enviado por encomienda a la casa de los participantes. Esta idea, que en algunos casos fue pensada sólo para compradores del exterior y periodistas especializados, hoy se hace extensiva a cualquiera que desee disfrutar de una experiencia distinta en cuarentena.