Cada provincia tiene su secreto, su modo de combinar sabores y hacer que un plato sea único. Hoy calibramos la brújula gastronómica para ir perfilando el radar de tu paladar si paseas por la región de Cuyo, esa zona conformada por las provincias de Mendoza, San Juan y San Luis.
Con la ya conocida tradición vitivinícola, que la coloca como la principal productora de Sudamérica, pero con una cocina que va más allá y mezcla la tradición con el uso magistral de la producción de frutas y verduras que en esta zona crecen con toda su frescura.
Estos son algunos de los platos que no te podés perder:
1Chivito asado
En especial en San Luis, donde se lo hace a fuego muy lento y se logra un plato tierno y sabroso. En Villa de la Quebrada dicen que se comen los más ricos y se puede coronar el almuerzo con un paseo al arroyo. Igual, en toda la región de Cuyo encontrás ofertas. El plato de la foto, por ejemplo, es de Malargüe. Lo suelen comer acompañado de chanfaina, una guarnición hecha con menuditos de chivito (o cordero).
2Carbonada
Rico, barato, potente, un plato típico inamovible que mezcla lo europeo con lo latinoamericano. Aporta un gran grupo de vitaminas y es un clásico seguro para pedir. Un guiso con verduras y carne ideal para tu viaje en los días fríos.
3Empanadas cuyanas
Foto: elsanjuanino.com.ar
Obvio. Infaltable. Pero ¿Sabías que, aunque el Norte tenga lo suyo, aquí aseguran los lugareños que las empanadas cuyanas son las más jugosas de todo el país? Masa criolla y juguito. Acompañalas con un buen vino.
4Tomaticán
También le dicen tomatada y es un plato bien bien cuyano. Tiene su origen en el siglo XVII. Llegó de la mano de los conquistadores. Se trata de una mixtura entre los ingredientes que utilizaba la comida de los pueblos originarios con la metodología de la cocina francesa. Sirve de plato principal o de guarnición. Es una especie de guiso de cebolla, tomates y pan.
5De regalo
La típica: ¿qué llevarle al tío, al amigo, a los compañeros de trabajo? En la región cuyana hay excelentes confituras, frutas secas y conservas. Para recordar a la vuelta o para regalar, es una buena opción. Otra fija: siempre podés llevarte un buen vino, de esos que abundan en esta zona.
