
El primero va de yapa: lo que ves en portada es el Monumento al Taxista. Está en Puerto Madero, en Buenos Aires. Es una escultura que hizo Fernando Pugliese. Es un chofer en tamaño real, apoyado en su herramienta de trabajo: un Siam Di Tella 1500, modelo nacional de la década del 60 y muy utilizado entonces como taxi. La dirección: Avenida de los Italianos y Macacha Güemes.
Ahora vamos por el TOP 5 de nuestra propuesta del día: monumentos simpáticos, entrañables, esos que despiertan la curiosidad y te roban una sonrisa ¿Empezamos?
Monumento a Caperucita Roja y el Lobo (Ciudad de Buenos Aires)

¿Lo sabías? En los bosques de Palermo, la niña de caperusa roja tiene su monumento y ahí está junto al temible lobo. Es de 1937. La hizo el escultor francés Carlus. Hasta 1972 estuvo en Plaza Lavalle. Luego, la llevaron al bosque porteño, sobre un sector de la Plaza Sicilia (Av. Sarmiento casi Av. del Libertador) .
El monumento al sándwich de milanesa (Tucumán)
En la esquina de Mate de Luna y Pellegrini, en San Miguel de Tucumán, este peculiar monumento de más de dos metros se levanta simpático para robar las sonrisas de los tucumanos. No es pavada: Tucumán tiene pasión por las milanesas y el clásico de clásicos es comerte una en esa ciudad. Es el único homenaje al sánguche de milanesa del mundo. Lo hizo el artista Sandro Pereira.
El matero (Posadas, Misiones)

En el paseo Bossetti, en el centro de Posadas, esta escultura se convirtió en un atractivo turístico. La postura del cuerpo, la pava inclinada, el gesto matero bien bien logrado. Gerónimo Rodríguez es el nombre del autor.
Monumento al salmón (Camarones, Chubut)

En esta ciudad de Chubut se hace la Fiesta Nacional del Salmón ¿Cómo no iba a tener un monumento en su honor? Camarones es un pueblo de dos mil habitantes muy hermoso, costero. El salmón está en la entrada y es un clásico. Si pasás por ahí, tenés que tener tu foto sí o sí.
La tortuga Manuelita de Pehuajó

Y por supuesto que sí, ella, la que anda un poquito caminando y otro poquitito a pie tenía que tener su monumento en su ciudad. Manuelita vivía en Pehuajó y allí tiene su figura grande, colorida, simpaticona para recordar al querido personaje de María Elena Walsh. Se puede ver desde la Ruta 5. Si existiera un Disney Argentino, ella debería estar en la puerta ¿O no?
Si te copan este tipo de lugares, acá tenés una nota para seguir en la búsqueda: