Cafetines porteños: Pasión de multitudes

Cafetines porteños: Pasión de multitudes

1550
COMPARTIR
Foto: facebook.com/elgatonegrocafe

Históricos, tradicionales y a la vez renovados, hoy los cafés de Buenos Aires exhiben su mejor versión. ¿Visitamos tres de ellos?

El café porteño es una institución a la vez remota y moderna. Remota porque los primeros cafés datan del tiempo de la Colonia y de la Revolución de Mayo (¿quién no recuerda al mítico Café de Marco?) y moderna porque hoy hasta los cafés más bellos y antiguos  renuevan sus propuestas, sus cartas y hasta las actividades que se pueden disfrutar en ellos. Por eso, mejor, no hablemos más  y salgamos ya mismo a recorrer estos cafetines 3.0. ¡Al gran café porteño, salud!

Los Galgos

Seguro pasaste  por su esquina sin verlo, porque si algo caracteriza a Los Galgos (en avenida Callao 501, justo adonde se cruza con Lavalle) es su elegante discreción: no te enterás de que está ahí hasta que no ves las ventanas y las puertas de madera, de estilo clásico. No es para menos, porque el bar tiene casi noventa años y varias generaciones de porteños (en especial los que estudiaron en el tradicional Colegio del Salvador) disfrutaron de sus cafés y de sus meriendas. Comenzó siendo un almacén y despacho de bebidas en 1930, pero en 1948 lo reconvirtieron en café sin cambiarle el nombre. Hoy, ya consagrado como uno de los Bares Notables de la Reina del Plata  y tras la renovación de hace cuatro años (cuando lo pusieron coqueto sin cambiarle el alma) brilla con todas las luces y a lo largo de todo el día. A Los Galgos podés ir a desayunar, almorzar, merendar, tomar un copetín.

¿Sus fuertes? Dicen –pero cada quien tendrá que comprobarlo por su cuenta- que los mejores tostados de la ciudad de Buenos Aires se comen aquí, adonde el mozo más nuevo tiene ¡veinticinco años taconeando estas baldosas! ¿Qué tal? También tienen fama sus medialunas de manteca, alfajores de maicena y un mítico flan casero hecho con doce huevos que es la mismísima perdición.

La barra de tragos, renovada por completo (atenti con sus espectaculares Negronis) y su happy hour de tragos de jueves a domingo a partir de las 19 horas son dos poderosos imanes de gente. Brindan dos y paga uno. ¿Qué más se podría pedir?

El gato negro

Ubicado en el 1669 de la Avenida Corrientes, este café notable de Buenos Aires (al tiempo que patrimonio cultural de la ciudad) abrió sus puertas como casa de especias en otra dirección (Corrientes al 1600) y en 1927. Pero luego del traslado y la reconversión del negocio se destacó como uno de los cafés más lindos y pintorescos de la calle más animada de la ciudad. Entrar al Gato Negro es recibir una bocanada de pimienta, de café y hasta de frutos rojos en plena nariz, y disfrutar de un café riquísimo en un espacio maravillosamente conservado. Todo aquí es original o restaurado, desde los pisos hasta la boisserie, desde los frascos de vidrio pesado hasta las mesas y las sillas.

 

En 2016 le cambiaron el nombre por Don Victoriano en honor a su creador, don Victoriano López Robredo,  pero para los porteños este lugar fue y será El Gato Negro. ¿Cómo se renueva un lugar tan tradicional como éste? Con Wii Fii, la posibilidad de llevarte el café o el smoothie que hayas pedido en tu vaso mientras paseás por Corrientes y también con la chance de acceder a una Gift Card para agasajar a tu pareja o amigos. Podés regalar una cena para dos, órdenes de compra, una caja con especies o tés o copetines. Y también, según el día, podés disfrutar de algun show de música mientras dsfrutás de tu cortado.

El Homero Manzi

La de San Juan y Boedo, en el barrio de Boedo, debe ser una de las esquinas más tradicionales del tango y quizá la única con tango propio, por aquello de “San Juan y Boedo antigüo, y todo el cielo, Pompeya y más allá la inundación”. El autor de esta letra fue Homero Manzi y es por eso que hasta hoy la esquina de esta dos avenidas lleva su nombre  y en la intersección se levanta uno de los cafés más encantadores que puedas visitar en Buenos Aires.

¿Un detalle? Adentro de las azucareras vas a encontrar los mismos terrones de azúcar que se producían hace décadas y que hoy ya son parte del pasado porteño. Pero ojo con creer que “el Homero” (así le dicen sus parroquianos) es pasado y nada más. ¡Nada que ver! El lugar está siempre animado y al caer la tarde (sobre todo el fin de semana) se llena de turistas llegados siguiendo la pista de Gardel. Hay show de tango, clases de baile y muchas actividades más.

 

¿Sabías que….

Según una reciente encuesta realizada por el sitio de citas Blind Date la mayoría de las parejas que se conoce vía Web elige tomar un café como primera salida? Detrás están los que optan por salir a cenar y en tercer lugar los que prefieren un a ver algun espectáculo.

 

DEJA UNA RESPUESTA