Brindis al pie de las sierras

Brindis al pie de las sierras

1053
COMPARTIR
Foto: Hotel & Bodega Aráoz de Lamadrid

Estuvimos en un rincón increíble de Córdoba, ideal para descansar y desconectarte absolutamente de todo,  menos de los paisajes, el vino y el descanso. ¿Quién se prende?

Son sólo cinco habitaciones, todas coquetísimas y con conexión a Internet, cosa de que puedas relajar pero –si te agarra el ataque de ansiedad- también conectarte y revisar tu correo. Pero si algo te aseguramos es que en este punto de Córdoba (en San Javier, camino al cerro Champaquí y en pleno Traslasierra), hay tanto y tan lindo para hacer y mirar que meterte en la Web te va a parecer un embole. Lógico: acá tenés diez hectáreas de árboles, viñedos, unos paisajes increíbles que parecen encenderse a la caída del sol, una bodega, mil especies vegetales y unos anfitriones encantadores, Goyo y Ana, como para que tu relax sea realmente total.

Desde el vamos te aclaran que éste no es un hotel convencional. De hecho, no ofrece servicio de comida (tenés que ir a comer al pueblo o traerte la comida desde ahí) pero  lo mismo te podés comer unas ricas picadas. Pero, y al mismo tiempo, el lugar es demasiado lindo para entrar en esa categoría. Combina la pasión por el vino y la buena mesa con un jardín botánico exquisito, vistas increíbles a la Sierra de los Comechingones  y ese ritmo tranquilo que hizo famosa a esta zona de Cordoba. ¿Para quiénes es ideal un hospedaje como éste? Claramente para parejas enamoradas, porque para familias con chicos el lugar tal vez sea demasiado agreste. También es un gran destino para los amantes del vino y de las cosas ricas.

 

Punto aparte merece la decoración de este “hotel serrano” (así es como lo definen) en donde los colores y los objetos decorativos (que a menudo son en realidad obra de destacados artistas locales) están presentes tanto en el interior como en el exterior de las habitaciones. Tal vez por eso sentarse a tomar un mate, ponerse a dormir una linda siesta o leer en la galería mientras el día avanza sea todo un gran plan.

¿Otro punto copado? La zona, netamente agrícola, es ideal también para probar (y comprar) chacinados de todo tipo. Son parte central de los desayunos y de la picada de la tarde, y tenés una tienda adonde comprar no sólo embutidos sino también los vinos de la casa. En otras palabras, cartón lleno!

El Hotel & Bodega Araoz de Lamadrid es un pequeño emprendimiento familiar ubicado dentro de la finca El Tala. A su alrededor se extiende un jardín con más de cuatrocientas especies y nada menos que 4.000 cactus que (si sos fanático de esa especie) te van a enloquecer por su originalidad y rareza.  Imperdible el cactario techado en donde están expuestos varios de ellos en vasijas. Fueron comprados por la familia a un coleccionista de cactus de Jujuy.

¿Lo mejor? Que el paisaje característico de la sierra cordobesa se hace más hermoso ahí porque la propiedad cuenta con ojos de agua adonde los lotos, nenúfares y otras acuáticas aportan formas y colores divinos. Los permanentes trinos de los pájaros van a ser la banda de sonido de tu estancia en este lugar.

Si lo tuyo es la enología y los buenos vinos, estás en el lugar correcto. Aquí se cultivan siete cepas de uvas tintas (del Syrah al Malbec, del Tannat al Cabernet Sauvingnon) y una cepa blanca (Chardonnay), que en manos del enólogo de la casa (el mendocino Federico Zaina) se transforman en vinos inolvidables que maridan de maravilla con las delicias de cerdo preparadas en el lugar.

Y ése es en definitiva el plan aquí: comer, matear, caminar, beber, brindar y dormir. Lo bueno del caso es que si no querés alojarte en el lugar porque estás parando en otro lado o vas camino de otro lugar, lo mismo podés disfrutarlo. ¿Cómo? Enganchándote en alguna de las visitas guiadas al lugar. Duran dos horas y media e incluyen un paseo por el jardín botánico, unrecorrido por la bodega y por la cava para sumergirte en cada una de las etapas de la elaboración del vino y -¿cómo no?- una degustación de vinos y fiambres caseros sobre pan ídem. ¿Escuchas ese carrillón? Sucede que el sonido de los metales, los vidrios y los colgantes agitados por el viento que viene de la sierra es también parte del encanto de este lugar. Acordate:  cuando te quieras acordar habrán pasado mil días desde tu llegada. Y aún así no vas a querer volverte. ¿Apostamos?

La data extra y los teléfonos de contacto los encontrás acá: hotelybodega.com.ar

¡Que lo disfrutes!

DEJA UNA RESPUESTA