
Caminatas, cabalgatas, observaciones astronómicas…Mucho de lo más emocionante de un viaje no se vive de día sino de noche. En esta nota, los #Elegidos de Descubrir Turismo para hacer a oscuras….y vivir para recordarlo.
Galopando las estrellas
A la orilla del mar, en especial en las playas de la provincia de Buenos Aires como Villa Gesell, Cariló o Mar de las Pampas, desde hace tiempo se realizan cabalgatas nocturnas para disfrutar del mar plateado que trae cada luna llena. Lo más emocionante de esta clase de experiencia es ver el cielo como nunca podemos apreciarlo estando en la ciudad: desaforado, curvo y lleno de millones de estrellas. En este caso es fundamental que los caballos sean mansos y estén adecuadamente descansados. Esta experiencia (aunque ya sin el mar, claro) puede repetirse en la zona de Cuyo, en donde las cabalgatas nocturnas por los viñedos mendocinos son ya tradición. También hay prestadores que ofrecen salidas a caballo (siempre con luna llena) y enfilan hacia los Andes, aun cuando sólo se animen a las primeras estribaciones. No importa: la belleza de los picos nevados bajo la luz lunar sigue siendo una experiencia para probar.
Bajo la luna en el Valle de la Luna
El impresionante Parque Provincial Ischigualasto, en San Juan (más conocido como el Valle de la Luna), es uno de esos sitios que deslumbran en la noche, pero que bajo los efectos del plenilunio resultan directamente inolvidables. Las esculturas naturales del parque (como El Submarino, la Cancha de Bochas o El Hongo) se lucen como nunca antes en esta situación, por lo que es especialmente importante, a la hora de planear un viaje hasta allí, tener en cuenta que nuestro pasaje por la zona coincida con un día de luna llena.
Entre sapos y grillos
La Reserva Ecológica Costanera Sur, en la Ciudad de Buenos Aires, también organiza recorridos nocturnos guiados por personal capacitado que nos permitirá apreciar la maravilla en la que se convierte ese espacio a la caída del sol. Habitada por toda clase de especies animales, cada mes la noche de viernes más cercana a la luna llena es la elegida para realizar este paseo con mucho de sinfonía de sonidos salvajes. Para ser parte de esta experiencia hay que registrarse llamando al teléfono 4893-1588/97 y dejando los datos personales. El día de la salida, la cita es a las 20.30 horas en el Centro de Visitantes (entrada por la calle Brasil) y el paseo culmina cerca de las 23.
Hechizo lunar
Otra excelente opción es, para quienes estén visitando Copahue, la llamada Caminata Lunar. Esta consiste en un recorrido de tres horas en total, que sale del centro de la ciudad y va hasta las termas de Las Maquinitas. El particular paisaje de la zona (saturado de fumarolas que ascienden hacia lo alto y exhalaciones de vapores sulfurosos) se ve aún más extraño a la luz de la luna. Una vez en la terma, se instala un telescopio que permite apreciar mejor cada astro, se narran antiguas leyendas locales y todo termina con un brindis y la degustación de chocolates. En honor a Selene, la diosa de la luna, desde ya. Otra salida pone proa (también de noche) hacia el Copahue y en el mirador del lugar instala un telescopio para observar la incesante actividad del único volcán todavía activo de nuestra Patagonia. Deslumbrante es poco)
Perdidos en el jardín
El evento se denomina “La noche de los jardines” y consiste en una mágica visita nocturna la Jardín Botánico Carlos Thays, corazón verde de la ciudad de Buenos Aires. Con siete hectáreas de superficie, miles de especies en su haber y jardines de estilos tan diferentes como el francés y el oriental, el jardín cuenta además con fantásticos invernaderos (en uno de ellos se cultivan orquídeas), especies arbóreas de gran altura, muchísimas y muy bellas estatuas y un premio internacional ganado en la mítica Exposición Universal de 1890. Ese año, el diseño de uno de los invernaderos fue galardonado y lo mejor de todo es que hoy, en pleno siglo XXI, podemos seguir disfrutándolo. Para visitar el jardín de noche hay que esperar a que haya luna llena y anotarse para participar del recorrido. ¡Ojo que se suspende por lluvia! Más info en https://www.facebook.com/jardinbotanico.carlosthays/
Cosecha bajo la luna
En Mendoza, y a partir del auge del turismo asociado al vino y a las bodegas, los viajeros han comenzado a disfrutar de todos los aspectos del cultivo de la vid como nunca antes. Así, además de recorrer los viñedos, participar de catas y disfrutar con las historias de las primeras familias inmigrantes que llegaron a la zona y se pusieron a hacer vino, también pueden participar de una experiencia única: en tiempo de cosecha de la vid, salir con una canasta y en noche de luna a cosechar racimos. También en Catamarca (más precisamente en Fiambalá, tierra de vinos de altura) se puede vivir una experiencia parecida pero mucho más conmovedora: la cosecha de la uva pero no sólo por parte de los visitantes sino también de los vecinos del pueblo. Así, en la luna llena de abril, el establecimiento La Retama (del bodeguero Carlos Arizu) se llena de gente que –luego de participar de un ritual de agradecimiento a la Pachamama-se pone a cosechar bajo la luna llena. No es casual: Plenilunio es el vino insignia de la bodega de Arizu, que se llama Cabernet de los Andes. El poder energético de la luna y la alegría multitudinaria de ese modo de cosechar sin dudas termina influyendo benéficamente en el espíritu del vino, elegido por la prestigiosa revista de enología Austral Spectator como uno de los mejores de nuestro país. ¿Qué tal?
La noche del Fin del Mundo
En Tierra del Fuego la belleza natural del lugar se expresa en invierno y se presta para seguir disfrutándolo incluso cuando el sol ya no esté ahí. En esos momentos y sobre todo cuando hay luna llena, el reflejo blanquecino enciende el paisaje y hace que las copas nevadas se aprecien de otra manera. Motos de nieve o caminatas con raquetones (cuando no las dos cosas) son algunas de las actividades que se pueden hacer allí. Por lo general, el paseo termina con la llegada a un parador adonde se sirve un chocolate caliente para recuperar fuerzas.
¿Sabías que…
Para la agricultura biodinámica, los ciclos de la Naturaleza marcan los tiempos para hacer cada cosa y es por eso que la cosecha se hace bajo la luna llena? Este fue el pretexto perfecto para que los turistas se unieran a la tarea de la vendimia en sitios como Mendoza.