
«Si sonaran todos juntos los bombos del indio Froilan
el mundo despertaría, su sueño de vanidad,
en defensa del origen y de nuestra identidad…»
Estamos en Santiago del Estero, que por estos días cumplió 466 años y no podíamos no pasar por este lugar mítico: el patio del indio Froilán, un lugar que tiene una historia que se trama año a año, hora a hora, debajo del mistol, el algarrobo y todos los árboles del monte que están ahí, entre las mesas y los escenarios. Aquí los domingos viene gente de todas partes a comer empanadas de pollo y carne y a escuchar buena música, pero los días de semana, con el lugar vacío, podés entrar y encontrar el lugar en el que se produce la magia: debajo del alero, entre perros que desafían la siesta y una música que suena suave en la radio, Froilán González trabaja en sus instrumentos ayudado por un grupo de hombres. Se despliega una escena única porque esos bombos que viajan a todas partes del mundo (Australia, Congo, Rusia, que ahora incluso tiene su propia marcha de los bombos) se hacen ahí mismo.
El bombo legüero se hace en Santiago del Estero. Conoce los secretos del monte y su música tiene todo eso que no vemos pero está. Hay muchos luthiers en estas tierras y el Indio es el más famoso por eso vienen de muchas partes a conocerlo, para mirarlo trabajar.
¿Y cómo se hace esos bombos mágicos? Te lo contamos:
Primero corta y mde un tronco de ceibo, que luego ahueca con gubia y masa. Después lo limpia con hacha y lo seca con fuego. Para hacer el aro, mide una varilla de quebracho blanco, y luego, graba con planchuelas de hierro y con lápiz para el grabado (le hacen pedidos especiales). Por otra parte, el cuero de cabra que servirá de parche se lava y se estaquea para probar la resistencia, se cose en el aro y se monta al bombo, que ya está listo para ser tocado.
Aquí vemos al mismísimo Indio trabajar un instrumento. Al, fondo, sobre una mesa, hay una carpeta donde se pueden ver todos sus trabajos a figuras de la música y la política.
¡Qué interesante!