Carnavales en donde se desentierra al “diablo”, socavones en donde según la leyenda Mandinga se junta a cantar y a bailar en las noches de luna llena, rincones de nuestra tierra adonde hasta el día de hoy se sospecha que anda el diablo haciendo de las suyas. ¿Los conocés? Aquí te los presentamos.
Como sabrás, cada año el Carnaval de la Puna arranca con el desentierro ritual del diablo, enterrado en febrero del año anterior. Pero, como quizá también sepas, no se trata del diablo propiamente dicho –como lo entiende el cristianismo al menos- sino de una deidad anterior, más juguetona y divertida. Algunos lo llaman Zupay y otros le dicen Pujllay, un diablito picaresco que no hace daño a nadie y sólo quiere bailar, beber y dar besos.
Justamente por eso, si durante los días de Carnaval alguien comente algún exceso, automáticamente queda perdonado. ¿Una mujer engaña a su novio? ¿Un marido coquetea una extraña?¿Un novio amoroso se va de parranda con sus amigos y no regresa antes de los tres días? “Es que Pujllay anda suelto”, se dice, y asunto terminado. El Carnaval, tiempo de los excesos y de las confusiones, es un período de vale todo en donde, además, se puede culpar a un diablo simpaticón de cada derrape que suceda.
Sin embargo, esta versión chichonera no es la única manifestación “diabólica” presente en nuestro país. Y si en esta nota vamos a aludir también a las otras es, justamente, porque por curiosidad o interés muchas personas viajan hasta sitios remotos en donde, se dice, habita el maligno o se presenta, cuanto menos, con motivo de la salamanca.
¿La sala qué? Eso: la salamanca. Los expertos en el origen de las palabras aún no han logrado ponerse de acuerdo en el de ésta. Así, algunos estudiosos dicen que la palabra es castellana mientras otros aseguran que el verdadero origen es quechua. Como fuere, lo que sí sabemos es que en Argentina se le dice “salamanca” a una convención de brujas y diablos, con presencia del Diablo en persona y con la eventual visita de un humano (o humana) dispuesto a pactar con él.
El trato: el alma a cambio de, por ejemplo, algún talento extraordinario en alguna disciplina artística. Es por eso, por ejemplo, que a los grandes bailarines de folclore y a los más famosos músicos a menudo se los acusa de ser “salamanqueros”. Es decir, de tener trato con el demonio. Es él, dicen, quien está detrás de esos zapateos prodigiosos o de esos punteos de guitarra que suenan tan bien.
Ahora, la tradición cuenta también que hay algunos lugares que reúnen todas las condiciones necesarias para hacer una de esas juntadas infernales en donde entrar en tratos con el maligno. Y en Argentina – si bien hay muchas más, algunas absolutamente secretas- existen cuatro salamancas señaladas desde siempre como tales. Dos quedan en La Rioja, una se oculta en Tucumán y otra más – quizá la más famosa de todas- existe en Santiago del Estero. ¿Viajamos a conocerlas?
Salamancas de La Rioja: Con parque temático propio
Tanto en el mítico cerro Famatina como en la localidad de Sanagasta cuenta la tradición que ciertas cuevas que identifican a la zona (es una paisaje áspero, todo pencas, cardones y mineral) abren sus bocas para recibir reuniones “brujeriles”. El en caso de la célebre salamanca de Villa Sanagasta, se trata de una cueva a mitad de camino entre esa localidad y la próxima Huaco. La cueva en sí no tiene mucho de particular, pero las leyendas y relatos la rodean, creando una expectativa increíble entre los visitantes. Los vecinos del lugar cuentan incluso que –cada tanto-se hallan en el lugar las llamadas “mesas tendidas” (esto es, mesas armadas con manteles rojos o blancos y velas de distintos colores) así como también ofrendas y objetos inquietantes.
Desde la apertura del Parque Temático Cueva de las Brujas –inaugurado en Sanagasta en 2016- los curiosos que quieran adentrarse en el lugar y sus historias podrán hacerlo con mucha más facilidad (y compañía, claro).
Hay un centro de interpretación, un despacho de productos artesanales, esculturas que dan cuenta de la salamanca y como final del recorrido de accede a la cueva. ¡Brrr, qué miedo! ¿Más data? Aquí: https://www.facebook.com/pg/Sanagasta-Informacion-Turistica-319889171697640/videos/?ref=page_internal
Salamanca tucumana
Aunque pueda parecerte sorprendente, también en el espeso monte tucumano se oculta una cueva señalada por los pobladores como una salamanca. Aseguran haber escuchado risas, gritos y hasta haber visto luces saliendo de ella. ¿Sugestión? ¿Realidad? Difícil saberlo, sobre todo porque en este caso (como sucede con el resto de las salamancas) el acceso no es fácil. Aquí habrá que ir hasta la localidad de El Nogalito, cruzar tres veces un río y finalmente animarse a escalar, porque la cueva endiablada está en altura. Pero si ya te cansaste de sólo leer, tranquilo: el periodista Eddie Fite viajó con su equipo al lugar y aquí tenés el video, que está colgado en la Web. ¿Temblamos juntos?
http://www.youtube.com/watch?v=vULVVivVm9M
Salamanca santiagueña
Salavina, un pueblito ubicado a 167 km al sur de la capital de Santiago del Estero, tiene una historia antigua y llena de misterio. Anterior a la llegada de los españoles, vivieron en Salavina los sanavirones y según cuentan los antropólogos desde siempre en el panteón de los originarios existió una figura asimilable a nuestro diablo, al que se le podían pedir favores y con quien se podían cerrar extraños tratos.
Hay además en el lugar (en donde el quechua es una orgullosa herencia) una constante alusión a la reunión de brujas, a lo que puede obtenerse de pactar con el diablo al ir a esos lugares y también un dato bien real: hay en estas tierras una asombrosa cantidad de músicos maravillosos a los que (¿cómo no?) muchos rivales celosos acusan de ser “salamanqueros”. Más aún: desde hace 27 años se celebra en Santiago un festival folclórico impresionante llamado -¿cómo no?- Festival Nacional de la Salamanca, que este año tuvo lugar los cinco primeros días de febrero en la ciudad de La Banda.
¿Sabías que…
En 2017, en Salavina, Santiago del Estero y en un episodio que a muchos les recordó a Salem, una decena de adolescentes del mismo colegio comenzó a experimentar extraños síntomas? Se habló de autosugestión, de histeria y también de brujería, claro.
Muchas gracias por tus aportes. Me tomare la libertad de compartirlos, citandote como fuente por supuesto.