Amargo Obrero: la revancha del «aperitivo del pueblo»

Amargo Obrero: la revancha del «aperitivo del pueblo»

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Foto: Amargo Obrero Facebook

Nació en Rosario hace más de un siglo y desde entonces ha recorrido un camino increíble. A su alrededor se tejieron mitos, rituales y tragos. En esta nota te contamos algunos. ¡Salú!

El Amargo Obrero es uno de esos nombres que forman parte de la geografía de nuestra infancia. Lo hayan tomado o no nuestros padres, siempre estuvo ahí y no es casual: se fabrica desde 1887 y su cuna fue la febril Rosario de fines del siglo XIX, saturada de buques, de silos y de hombres que llegaban hasta aquí a “hacerse la América”.

Los italianos traían en su memoria (y algunos hasta en sus valijas) el recuerdo de una bebida hecha de hierbas y con muy poco alcohol, el famoso “amaro” (amargo). Pues bien, dos de ellos (Pedro Calatroni y Hércules Tacconi) se encontraron un día en Rosario. Uno era empresario y el otro, contador. Decidieron unirse para elaborar una bebida dirigida especialmente a los varones trabajadores que pululaban por la ciudad en esos días. Y establecieron  que, por contraste con las bebidas dulzonas que tomaba la burguesía, esta nueva bebida fuera fuerte, amarga, contundente.

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Mezclaron para eso cerca de 45 hierbas venidas de Córdoba y de Entre Ríos (la carqueja, la muña muña, la manzanilla ), un poco de orozú –una especie de caramelo- y apenas 19% de alcohol. El resultado ya es historia: un aperitivo para tomar en el bar al salir del trabajo y antes de ir para casa. ¿Para mezclar con qué? Sólo con soda. ¿Qué más se necesitaba?

La empresa –familiar- comenzó a crecer y sin dudas una de las claves de su éxito fue no sólo la originalidad de su sabor sino también el diseño de su etiqueta. Con el Amargo en letras negras y el Obrero en letras rojas, la asociación con el anarquismo de aquellos días era inevitable. Pero, además, las ilustraciones que acompañaban al nombre no dejaban dudas: una hoz, espigas de trigo, un puño en alto, un hombre trabajando en el campo, un sol naciente. Esa era, obviamente, una bebida para gente de trabajo que había llegado hasta aquí a cambiar su destino con su esfuerzo.  Y que brindaba por él con este aperitivo, claro.

A los socios les fue realmente muy bien y con la gran crisis vitivinícola de 1950 los pedidos de Amargo Obrero se dispararon. En gran parte, por la lucidez de sus creadores, uno de los cuales viajó a Buenos Aires para lanzar una suerte de “campaña de publicidad” gigantesca y a todo nivel. En las radios, se repetía el aviso “El trago vistoso para el hombre vigoroso” (que era el Amargo Obrero, desde ya). También data de entonces el eslogan “El aperitivo del pueblo argentino”.

Colocaron carteles con avisos de la bebida en La Boca, Retiro y en cuanto lugar de concentración de obreros vieran cerca. Además hicieron llaveros, almanaques y ceniceros de lata, rojos y negros. Más aún: en radio, los goles llegaban con el auspicio de la bebida, lo que fue una verdadera revolución en esos días.

Mucho de la tradición familiar se fue desvaneciendo con el paso de los años y la muerte de uno de los fundadores. En 1960, la etiqueta se cambió por una mucho más sobria en la que sólo se lee el nombre y los dos colores de siempre (el rojo y el negro) comparten protagonismo. Y hay, sobre esto, un mito muy interesante y muy difundido.

¿De qué se trata? Cuenta la leyenda que el responsable del cambio en la etiqueta del Amargo no habría sido otro que el dictador Leopoldo Fortunato Galtieri, quien habría pedido expresamente quitar  toda alusión al trabajo (y por ende, al peronismo) de allí. Pero la familia de uno de los creadores de la bebida aclaró en más de una oportunidad que el cambio se hizo veinte años antes y que “nada que ver”. Hoy, dicho sea de paso, las familias fundadoras no tienen relación con la marca, la producción ya no se hace en Rosario y más de la mitad de la venta de la bebida se da en el Litoral.

En cualquier caso, hoy la bebida que nunca se fue del todo (era y sigue siendo de rigor en toda mesa de chinchón y adonde quiera que se junten amigos a conversar) está de regreso. Y con gloria: sus nuevos dueños han desarrollado no sólo una activa campaña de publicidad (con un rastrojero al viejo estilo, bautizado Rastroman, repartiendo Amargo en Córdoba, Mendoza y en otras provincias) sino también promoviendo tragos de vanguardia elaborados en base a este aperitivo centenario.

¿Un ejemplo? El Che se elabora con partes iguales de Amargo Obrero y de una famosa bebida cola (el chiste y la referencia al Cuba Libre es más que evidente) mientras que el Pico y Pomelo se hace mezclando mitades iguales de amargo y gaseosa de pomelo. Frío, es imbatible. ¿Otro hallazgo? Una variante de la llamada Caipi Obrero, para la que se maceran tres gajos de lima en azúcar negra y luego se incorporan 60 centímetros cúbico de la bebida, se bate y se sirve. ¡Salu!

¿Sabías?

En 2017 el Amargo Obrero fue designado patrimonio cultural de la ciudad de Rosario. En los fundamentos de la designación, se lee: “Debido a su origen popular y a su vinculación histórica con las costumbres sociales a nivel nacional”. ¿Qué tal?

Foto: Amargo Obrero Facebook

13 Comentarios

  1. Recomiendo un trago inefable con Amargo Obrero denominado «CHIVATIAU», inventado en Los Quirquinchos, Santa Fe, tierra de personajes de distintas disciplinas a nivel nacional, como Jorge Isaias (poeta y escritor), Fernando Belluschi (futbolista) y Alfredo Belussi (cantor). El» Chivatiau» se prepara 30% Amargo Obrero 60% Moscato, hielo y un toque de soda y a disfrutar…!!!!

  2. Falta la inefable receta del «CHIVATIAU», trago inventado en Los Quirquinchos, Santa Fe, tierra de entre otros personajes destacados a nivel nacional, de Jorge Isaias (poeta – escritor), Fernando Belluschi (futbolista) y Alfredo Belussi (cantor). El trago se prepara: 30% Amargo Obrero, 60% moscato, hielo y un toque de soda y……a disfrutar. Trago exclysivo que sale desde nuestro pueblo: El «CHIVATIAU»

  3. Tremendo!! Saborear es recordar aquellos tanos inmigrantes….el recuerdo demii abuelo….de mí viejo !! Gracias amargo obrero !! Acá por Córdoba…

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