Turismo religioso: El camino como rezo

Turismo religioso: El camino como rezo

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Peregrinos en la Puna (Foto: Catedral de Salta, Facebook)

Argentina tiene un impresionante caudal de viajeros que se trasladan desde sus hogares para peregrinar hasta determinada capilla, basílica o bien  sumarse de algun otro modo al ejército de devotos. Aquí, postales de la fe que mueve montañas, cuerpos y valijas.

Vírgenes a las que se venera desde hace siglos, figuras de Cristo escondidas en un rincón de alguna provincia y a la que se le atribuyen toda clase de milagros, capillas y basílicas de todos los tamaños y estilos arquitectónicos hasta las que llegan, año tras año, decenas de miles de devotos…¿Exageración? En absoluto. Argentina es un país profundamente mariano (esto es, devoto de la virgen María en cualquiera de sus advocaciones) y además cuenta con un nutrido calendario de celebraciones religiosas que suelen ser, también, motivo de viaje. De peregrinación.

Procesión de Nra. Sra. de Itatí ( (Foto: Turismo de Itatí)

Itatí en Corrientes, Nuestra Señora de Luján en Buenos Aires, el Señor de los Milagros de Mailín en Santiago del Estero, Nuestra Señora del Valle en Catamarca…En cada provincia, los devotos tienen a un Cristo o a una Virgen  a quienes encomendarse, pero no menos cierto es que esas mismas imágenes son adoradas también por viajeros llegados desde otras provincias. La fiesta y peregrinación hacia el santuario de la Virgen de Itatí, en la localidad homónima de Corrientes, por ejemplo, es una verdadera celebración popular que moviliza a miles de fieles de provincias muy distantes.

Peregrinos en Luján (Foto: gba.gob.ar)

Un capítulo aparte en materia de turismo religioso merecen los llamados “cristos milagrosos”. Esto es, figuras de Jesucristo a las que se les atribuyen toda clase de milagros e intercesiones y que, por eso mismo, despiertan verdadero fervor entre los creyentes. Ese es, por sólo citar un ejemplo, el caso del Cristo de Renca, en el departamento puntano de Chacabuco.

En esa localidad se encuentra una imagen considerada muy milagrosa. Desde hace más de tres siglos Renca está catalogado como el centro espiritual de San Luis. Hasta hoy, cada tres de mayo (día de la celebración en su honor) la localidad de apenas doscientos habitantes recibe un verdadero aluvión de visitantes, promeseros y devotos que buscan ver no solamente al célebre Milagroso Señor de Renca sino también a la imagen de la Virgen que lo acompaña.

Fiesta del Cristo de Renca, San Luis (Foto: caminosanluis.com.ar)

Los peregrinos que por esas horas saturan la pequeña localidad de voces y rezos producen un enorme impacto económico en la zona, ya que además de necesitar alojamiento y comida,  adquieren recuerdos de todo tipo: rosarios, imágenes y objetos devocionales. Y, mientras tanto, repiten a coro la más auténtica de las oraciones dedicadas a este Cristo: “Me’i desgajao en las piedras me’í espinao en las pencas…Por vos solito ei venío milagroso Señor Renca”.

La particularidad de esta devoción es que llegó desde Chile. Allí, cuenta la historia, un hachero ciego recuperó la vista al talar un árbol cuya savia salpicó sus ojos. Al ver en el interior del tronco, descubrió una pequeña imagen de Cristo. Esta fue luego traída a lomo de mula hasta San Luis y (como sucedió en el caso de la imagen de la Virgen de Luján) el animal se empacó en un determinado sitio, como si la figura quisiera permanecer ahí. Y ahí se quedó, en Renca, desde 1732.

Fiesta Grande del Señor de Mailín (Foto: Turismo de Santiago del Estero)

De un hallazgo accidental (una luz inesperada al pie de un algarrobo, de donde luego se extrajo una cruz) nace otra devoción muy acendrada sobre todo en el norte de nuestro país. Hablamos del culto a Nuestro Señor de los Milagros de Mailín, en Santiago del Estero, que cada año convoca muchísimos visitantes a una celebración en donde conviven los rezos, las misas y los bautismos con espectáculos folclóricos, una procesión por toda la ciudad, la música incesante de bombos y violines y también delicioso platos regionales. La cita se repite año tras año y no deja de sumar devotos.

Señor y Virgen del Milagro, Salta (Foto: wikimedia commons)

Claro que si de movilizar miles de personas se trata, sin dudas son las distintas advocaciones de la Virgen María las que se llevan el premio mayor. En efecto, años tras año, figuras como Nuestra Señora del Milagro de Salta (corporizada en una bella figura con centurias en su haber) siguen provocando la llegada de miles y miles de fieles. No es para menos: según cuentan los vecinos y la tradición, fue por intercesión de ella que la ciudad de Salta (ubicada en una zona sísmica) logró sobrevivir a varios terremotos.

Se recuerda especialmente el de 1692 que literalmente se tragó a la ciudad de Esteco pero que – “por mediación de Nuestra Señora, dicen los devotos”- dejó a Salta en pie. Es por eso que cada 15 de septiembre, su figura y la del Cristo del Milagro salen en andas de los fieles y recorren la ciudad en solemne procesión. Participan de ella personas de a pie y también gauchos a caballo, envueltos en los típicos ponchos salteños.

Peregrinación a la Virgen del Valle de Catamarca (Foto: Taringa)

Nuestra Señora del Valle de Catamarca, por su parte, habita en una imponente basílica de color rosado, en pleno centro de San Fernando, capital de la provincia. Hasta allí llegan desde hace centurias decenas de miles de viajeros que le llevan ofrendas, rezos y pedidos. “Es muy milagrosa”, aseguran. Aunque tal vez, de todos sus milagros, el más impresionante sea ése de reunir año tras año a tantas almas en un mismo rezo. En un mismo camino hacia la fe, y cantando desde hace mucho aquellos versos de la vidala La flor del cardón, que dicen así: “Vine del cerro, trujiendo una flor/ Virgen del Valle, la truje pa vos. Pa que aliviés mi dolor”

¿Sabías que…

En la localidad de Mailín, Santiago del Estero, la multitudinaria devoción por el Señor de los Milagros obligó a construir un “Cristódromo” en plena plaza principal? Este es un semicírculo elevado por donde se accede a la contemplación de la cruz original por los cuatro días que dura la fiesta.

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