Noche de Brujas: Fantasmas de Buenos Aires

Noche de Brujas: Fantasmas de Buenos Aires

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Foto: Rafael Estrella / Flickr, en creative commons

La Dama de Blanco, la mujer que se queja en el Museo de Arte Hispanoamericano, el espíritu que (dicen) ronda todavía la iglesia de Santa Felicitas, los aparecidos de la necrópolis de Chacarita, la planchadora decapitada en Parque Rivadavia …Definitivamente, Buenos Aires es una tierra colonizada por ánimas.  Aquí te presentamos a las más célebres.

Si los castillos escoceses se jactan de sus fantasmas y hasta hay viajeros que dedican la mayor parte de sus travesías  a recorrer lugares “con presencias” alrededor del mundo, ¿por qué Argentina iba a ser la excepción? Después de todo, basta con una historia trágica, un amor contrariado o alguna desaparición inexplicable para que nuestra “máquina de construir fantasmas” comience a funcionar. Y los porteños por lo visto somos especialmente proclives a mirar ese lado encantado del universo en donde las almas no descansan en paz y se la pasan recorriendo los lugares adonde alguna vez fueron felices o a donde, por alguna otra razón, parecen haber quedado atados para siempre. A continuación, algunos de los más conocidos y que ya se han vuelto leyenda urbana.

Felicitas Guerrero: tenerlo todo, perderlo todo

A Felicitas Guerrero la casaron a los quince años con un hombre que podría haber sido su abuelo, Martín de Alzaga. En breve terminó viuda, y rica: su fortuna acumulaba (entre campos, propiedades y otros bienes) sesenta millones de pesos de la época. Sola, bella y sin hijos (los dos que había tenido con Alzaga habían muerto), comenzó a ser festejada por varios galanes, de los cuales dos (Enrique Ocampo y Samuel Sáenz Valiente) fueron los más constantes. Felicitas se quedó con Samuel, y la tragedia estalló: Enrique la asesinó de dos tiros. El caso fue la comidilla de todo Buenos Aires, en especial por el comportamiento de su futuro esposo, Samuel, que literalmente se borró del mapa, no fue al entierro y que cuando volvió a pisar las calles porteñas fue rebautizado como “Samuel Sáenz Cobarde”. Los padres de Felicitas decidieron honrar su memoria levantando una capilla neogótica en Barracas: Santa Felicitas, en Isabel la Católica 520. Esta es la única capilla que incluye estatuas de humanos y no de santos. Están pues Martin de Alzaga, un niño y la misma Felicitas, vestida como vestía cuando fue asesinada. Muchos aseguran que su fantasma se pasea aun por allí, especialmente cada 30 de enero, aniversario de su asesinato. Hay quienes dejan colgados de las rejas del lugar pañuelos blancos, para que el fantasma enjuague sus lágrimas en ellos. Por eso, si al otro día vuelven y el pañuelo está húmedo, lo consideran una buena señal. Otros dejan cintas, también blancas, colgadas de la rejas de la iglesia.

Fantasmas en el museo

Foto: Wikimedia Commons

En el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco, dicen los enterados, también hay “presencias”.  El edificio tiene el típico aspecto de una vivienda andaluza, con fuentes y hasta jardines, pero data en realidad de  la década del 20 del siglo pasado. El solar, sin embargo, fue ocupado en siglos anteriores por una compañía importadora de esclavos y también fue propiedad de la iglesia  del Socorro. En algún momento de ese pasado más remoto, se cuenta, murió ahí una joven y es su figura la que algunos visitantes (y hasta empleados del museo) aseguran haber visto paseándose por salones y jardines. ¿Quién es? Dicen que se trataría de la nieta de Isaac Fernández Blanco, cuya colección se expone en el lugar. Entre los muchos testimonios de personas que aseguran haber visto u oído algo, uno sí sorprende: es el del ex presidente norteamericano Herbert Hoover, quien se alojó en la mansión en 1928 (antes de que fuera convertida en museo) y se quejó de los ruidos y de los sonidos como de sollozo que no lo habían dejado dormir en toda la noche.

La Dama de Blanco

Foto: wallyg / Flickr, cc

Es, tal vez, la más célebre pasajera del cementerio de la Recoleta por la sencilla razón de que fue la única que llegó a alcanzar el estatus de leyenda urbana. Al fin y al cabo, ¿quién no escuchó alguna vez la historia de la Dama de Blanco? ¿Quién no se conmovió el relato aquel protagonizado por una chica pálida –y vestida de blanco, claro-que enamora a primera vista a un chico de sociedad que paseaba por los bares de Recoleta, van a tomar un café, la chica se mancha el vestido con su capuccino  y luego de algunas horas de charla y besos desaparece necrópolis adentro? El resto de la historia ya la sabemos todos: el hombre vuelve al cementerio al otro día, pregunta por el nombre que le había dicho la chica, finalmente ubica su tumba (en las versiones más imaginativas logra incluso hablar con la madre de la joven y convencerla de que abra la tumba y el sarcófago, sólo para descubrir que la mujer tenía manchada la mortaja con café) y comprueba que se había enamorado de un alma en pena, de alguien ya muerto y enterrado.

Con todo lo delirante que puede parecer esta historia, hay también hilos de realidad en ella. Y esos hilos llevan hasta una tumba, también real: la de Luz María García Velloso, una adolescente muerta de leucemia  a los quince años, en 1925, e hija del autor teatral Enrique García Velloso. Tras el episodio, su  familia quedó arrasada. Tanto que su madre consiguió permiso para poder dormir en el panteón de la familia, sólo para no dejar sola a su hija en las noches. Se la escuchaba llorar y plañir, y la escena real de una mujer viva en medio de los muertos habría dado origen a la leyenda de la Dama de Blanco.

¿Sabías que….

Los fantasmas no son, desde luego, propiedad sólo de Buenos Aires y que en todo el país se recuerdan historias parecidas? En el Hotel Edén de La Falda, Córdoba, existen testimonios de una niña de ocho años muerta de tuberculosis en el lugar (Ana Jaime, hija del médico del presidente Julio A. Roca) y que muchos pasajeros (también niños) aseguran haber visto en los corredores del hotel.  ¿Será?

 

 

 

2 Comentarios

  1. Son muy hermosas, sí. Y han quedado muchas más por contar. En todas las provincias se cuentan relatos parecidos. Saludos y gracias por tu comentario, F

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