Leamos lo que escribió Manuel Mujica Láinez en 1968: «Yavi no se apiña sino se desparrama. Sus callejas suben y bajan en torno de un campanario. Tapias terrosas, casucas terrosas, enmarcan el paso de la majada de cabras, de los burros cargados de leña. De día – en la época en que la visité – la tumba el calor, pero refresca de noche, y entonces se encienden sobre su paz las estrellas más deslumbrantes del mundo». Yavi está a 305 kilómetros de Jujuy, cerca de La Quiaca, a sólo 16 kilómetros.
Yavi es conocido por una de las iglesias más particulares del país. La iglesia de San Francisco, que hoy se conserva con muchas de las características originales, y fue construida en 1680 con material traído del Alto Perú. Es uno de los máximos atractivos. Pensemos: en un pequeño pueblo en la puna, con poco más de trescientos habitantes, hay una construcción con tres retablos cubiertos de pan de oro y una decoración a puro barroco peruano. Se la puede visitar todos los días de 14 a 21.
Contrasta con las casas de adobe que se distribuyen a un lado y al otro de la avenida principal. Ahí se encuentran pequeños almacenes y negocios.
Es imborrable el recuerdo de caminar por esas calles solitarias, de casas bajas, por la noche, con todo el cielo dispuesto para vos. Además, ahí cerca se pueden conocer dos yacimientos arqueológicos: Terraza Alta y Yavi Chico, que pueden visitarse durante todo el año. Así que lo ideal es pasar al menos una noche en el lugar (aunque podés ir volver a La Quiaca con suma facilidad, así que hay opciones).
Otro dato: Fue lugar del único marquesado del lo que sería Argentina y era lugar de paso obligado entre las minas de Potosí y el Virreinato del Río de la Plata. Hoy, esa casa es museo provincial y Monumento Nacional y por estos días está en pleno proyecto de restauración.
Para agregar un atractivo más, en Yavi hace más de una década hubo un robo digno de película de misterio. Se trató de dos ediciones únicas del Quijote, del siglo XVII, que estaban expuestas en la casa—museo del marqués de Yavi, en una vitrina. La única pista del ladrón fue una huella en el barro en la entrada a la casa. Nunca se resolvió el misterio y esos ejemplares únicos no volvieron a aparecer.
Para comer, podés ir al Mirador de Yavi y pedir, por ejemplo, guisa de lentejas, humita en chala, o una torta de cafe, banana y dulce de leche. El lugar, además, tiene uno de los pocos hospedajes del pueblo.
Para llegar a Yavi, desde La Quiaca, se toma por Ruta Provincial Nº 5 hacia el este. Hay combis y micros que salen desde el mercado municipal de la Quiaca.